Porque es una palabra que, según el lugar que ocupe en la oración, su grafía y su entonación puede ser una conjunción, un sustantivo o una expresión interrogativa. Aquí te contamos cuál es cada caso y cómo diferenciar unas de otras.
Cuando se utiliza como conjunción, porque se forma con las palabras “por” y “que” escritas sin dejar espacio entre ellas. Sirve para unir términos o proposiciones que están vinculados por una determinada circunstancia. Esta palabra forma parte de las denominadas conjunciones impropias, ya que sirve para enlazar oraciones que tienen una dependencia entre sí. También se la puede calificar como conjunción subordinante, grupo en el cual se hallan aquellas palabras que permiten enlazar la causa con la proposición principal en una oración.
Según cada caso, las conjunciones pueden clasificarse en: causales o finales. Las conjunciones causales se caracterizan por vincular dos términos por una razón o causa; mientras que las conjunciones finales se caracterizan por vincular dos palabras con un determinado fin.
Usos de porque como conjunción
En el caso de porque puede ser causal cuando sirve para argumentar las razones por las cuales se hizo o no pudo tener lugar un determinado acontecimiento. Algunos ejemplos pueden ser: “Llegué tarde porque el tren venía con demora” (si el tren no hubiera llegado tarde, el sujeto -yo- habría llegado a la hora estipulada), “Me duele la pierna porque me golpeé jugando al fútbol” (si no me hubiera golpeado, tendría la pierna sana), “Digo lo que quiero porque soy libre para hacerlo” (si no fuera libre para expresarme, debería cuidar cada cosa que digo).
Cuando porque se emplea en una conjunción final sirve para argumentar la finalidad de que se realice o no una determinada acción. Entre los ejemplos que podemos dar se encuentran: “Oremos porque no haga más frío”, “La gente clamó porque vuelva el artista”.
Para identificar entre ambos tipos de conjunción podemos reemplazar el porque por para que; si la oración continúa teniendo sentido, se trata de una conjunción final; de lo contrario, estamos frente a una conjunción causal.
Es importante señalar que la clasificación de esta palabra puede cambiar rotundamente si se le coloca tilde a la E: porqué. En este caso estaremos frente a un sustantivo que puede ser sinónimo de motivo o argumento: “Cuando escuché el porqué de su decisión, entendí todo”, “Me gustaría saber los porqués de la medida”.
Su utilización en exclamaciones e interrogaciones
Por otro lado, cuando las dos palabras que conforman esta conjunción aparecen por separado funcionan como una expresión diferente que sirve para preguntar o exigir las razones por las que ha tenido lugar un determinado acontecimiento o para expresar sorpresa ante algo.
Se trata de una secuencia que se forma con la preposición «por» y «qué» que en este caso lleva tilde para diferenciarse de su uso como relativo o como conjunción. En este caso qué tiene características exclamativas o interrogativas según el signo o la entonación que la acompañe. “¿Por qué no viniste a la fiesta?”. “¡Por qué calles más bonitas estuvimos”. “Me gustaría entender por qué te pones de ese modo”. Cabe mencionar que si bien en este último ejemplo también se emplea el término con una connotación interrogativa, no va acompañada por los signos de pregunta porque se trata de una pregunta indirecta; pese a ello, el concepto debe escribirse por separado y con la tilde en la él del mismo modo que ocurre en las preguntas o exclamaciones directas.
Teniendo en cuenta todas estas exposiciones es muy importante que antes de determinar si debemos escribir porque o por qué entendamos cuál es la función del criterio dentro de la oración y partiendo de esa base resolvamos nuestra incógnita.