Un portaobjetos es un componente de un microscopio. Así se denomina a la pieza sobre la cual se coloca aquello que se pretende observar.
También mencionado como portaobjeto, se trata de una lámina o placa adicional al dispositivo en sí mismo. Cabe recordar que un microscopio es un instrumento que, equipado con lentes, permite la visualización de elementos que resultan muy pequeños para ser registrados a simple vista.
El portaobjetos suele ser una lámina de cristal. Sobre ella deben disponerse los objetos o las sustancias que se pretenden examinar con el microscopio.
Por lo general, la muestra a analizar se ubica sobre el portaobjetos y luego el portaobjetos se coloca debajo del microscopio. Además existen los llamados cubreobjetos, que son hojas transparentes que se sitúan sobre la muestra. Así, en algunos casos se emplaza el objeto sobre el portaobjetos, luego se lo cubre con el cubreobjetos y finalmente se lo observa a través del microscopio.
A la venta hay una gran variedad de modelos de esta clase de portaobjetos para ajustarse a todas las necesidades de laboratorios y microscopios: de adhesión con polisina, con bordes biselados, mates, esmerilados, en vidrio cal-soda, de vidrio sodocálcico, de vidrio sin bordes, de vidrio de precisión…
Aunque existen portaobjetos de diversas características, los más comunes tienen 1 milímetro de espesor y medidas de 75 x 22 mm. El investigador debe poner la muestra (microorganismos, tejidos, etc.) sobre su superficie y después insertar el portaobjetos en el microscopio. Si necesita asegurar la muestra, puede recurrir además a un cubreobjetos.
Los portaobjetos con cavidades, en tanto, cuentan con uno o dos huecos diseñados para la observación de especímenes grandes, como minerales o insectos. Las cavidades también ayudan a la visualización de partículas que están en suspensión.
Otros portaobjetos presentan bandas de color en sus bordes. Este detalle facilita la tarea de identificación de las muestras.
No obstante, no podemos pasar por alto que fuera del ámbito científico también se usa el término portaobjetos que ahora nos ocupa. Buena muestra de eso es que existen portaobjetos para el coche. Estos, que pueden adquirir forma de bandeja, de red o incluso de bolsa, están diseñados para ser colocados en un vehículo y poder almacenar en ellos desde botellas de agua hasta pañuelos de papel pasando por juguetes de los niños, documentos, cargadores…
Ese tipo de portaobjetos se pueden colocar bien en la parte trasera de los asientos delanteros del automóvil en cuestión o bien en el maletero, fundamentalmente.
Asimismo, también hay portaobjetos para las bicicletas. Estos se suelen colocar en el cuadro delantero de las mismas y en ellos la persona puede guardar desde el teléfono móvil hasta las llaves de casa pasando por agua o algún tipo de alimento.
De la misma manera, existen modelos de ese tipo de artículo para colocarse en el baño. En este caso el objetivo es poder almacenar en esos desde gel hasta champú pasando por cepillos de dientes, pinzas para depilar, gomas para el pelo o toallas, entre otros objetos. Unos están indicados para colocarse dentro de la ducha y otros en cualquier pared de dicha estancia.