Predilecto es un adjetivo que se aplica para calificar a aquel o aquello que se prefiere, se privilegia o se distingue por tenerle un cariño o una consideración particular. Por ejemplo: “Los bombones con licor con mis predilectos”, “Si tuviera que elegir, diría que Lionel Messi es mi futbolista predilecto”, “Cancún es mi lugar predilecto para ir de vacaciones”.
Lo predilecto, por lo tanto, es lo que se elige por sobre otras opciones de la misma clase. Si tomamos el primero de los ejemplos mencionados en el párrafo anterior, notaremos que una persona expresa que los “bombones con licor” son sus predilectos. Esto quiere decir que, ante una caja de bombones, el sujeto en cuestión elegirá aquellos que tienen licor antes que los bombones rellenos de dulce de leche o cubiertos con almendras.
La predilección puede desarrollarse por distintos motivos: la satisfacción sensorial que ofrece lo predilecto, el afecto que se siente hacia ello, etc. Con el tiempo, las razones pueden variar y también se modifica lo predilecto (la persona que elegía Cancún como su lugar predilecto puede conocer otra ciudad, como Acapulco, y considerarla su nuevo sitio preferido para vacacionar).
Hijo Predilecto
El concepto de Hijo Predilecto, por otra parte, se usa para nombrar a un reconocimiento honorífico que una entidad territorial (como una ciudad o un pueblo) de ciertos países, a través de sus autoridades, le otorga a una persona nacida en sus tierras. Dicha distinción se entrega a quienes, con su trabajo, han trascendido a nivel nacional o internacional: “Antonio Banderas fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía”.
En España, este título honorífico lo pueden conceder las comunidades Autónomas y los ayuntamientos y su nombre completo es Hijo Predilecto de la Villa. Para recibirlo, los requisitos son haber nacido en el mismo sitio del organismo que lo otorga, haberse destacado de manera extraordinaria por la participación de obras que hayan beneficiado a la comunidad y que hayan gozado de una gran repercusión en los medios de comunicación.
La predilección por un descendiente en una familia
A diferencia de dicha mención pública, la existencia de un hijo predilecto en el ámbito familiar no es grata, sino que indica una injusta tendencia a favorecer a un descendiente por encima de sus hermanos. Existen numerosas discusiones y estudios que buscan resolver una de las eternas preguntas del ser humano: ¿está mal querer a un hijo más que a otro? Cada persona tiene su propia respuesta, que no necesariamente comparte con su entorno, pero la norma apunta a que todos los hijos deben recibir el mismo porcentaje de amor y cuidados.
Por otro lado, los favoritismos dentro de la familia son tan criticados y nocivos como normales. Como se ha probado en más de una ocasión, dos niños que se crían en un mismo grupo familiar y atraviesan situaciones similares pueden convertirse en adultos absolutamente diferentes. Cuando las diferencias ponen a uno de los dos en un camino socialmente aceptable, como ser una vida ejecutiva y habiendo contraído matrimonio, y al otro en una historia de rebeldía y malas decisiones, es común que surjan reproches tales como «¿por qué no puedes ser como tu hermano/a?» o «no entiendo por qué siempre te metes en problemas».
Ser el hijo predilecto puede parecer la posición más conveniente en un cuadro como el descrito en el párrafo anterior, pero la realidad es mucho más compleja. Recibir halagos por mérito propio es muy gratificante, pero no ocurre lo mismo si los comentarios positivos esconden un ataque hacia la otra persona, la que no hace las cosas bien; además, el favoritismo acarrea la exigencia de continuar por ese camino que nos ha llevado a merecerlo, una presión que nadie en su sano juicio podría desear.