Promoción, procedente del vocablo latino promotio, alude al acto y el resultado de promover: favorecer la concreción o el avance de algo. Industrial, en tanto, es aquello vinculado a la industria (el conjunto de las acciones que se llevan a cabo para obtener, trasladar o transformar una materia prima).
La idea de promoción industrial se emplea para nombrar a las medidas que apuntan a fomentar el desarrollo de la industria en una región. Por lo general se trata de disposiciones y normativas que brindan ciertas facilidades o ventajas a las compañías dedicadas a este tipo de labores.
Es necesario tener en cuenta que la actividad industrial genera riqueza y crea puestos de trabajo. Por eso para los gobiernos es importante centrarse en la promoción industrial, ya que así contribuyen al crecimiento del país.
La promoción industrial está dada por el conjunto de los programas que tienen la misión de expandir y modernizar la actividad industrial. La mejora de la competitividad y de la infraestructura tecnológica es otro de los objetivos de esta clase de iniciativas.
Tomemos el caso de una nación cuya economía se basa en la exportación de materias primas agropecuarias. Con la intención de sumar valor agregado, las autoridades idean un plan de promoción industrial.
Para esto crean una zona franca donde las compañías industriales pueden instalarse y aprovechar diversos servicios en condiciones favorables. Además reducen los impuestos que estas firmas deben abonar y les permiten importar insumos sin el pago de ningún arancel. La política de promoción industrial incluye también la posibilidad de contratar trabajadores especializados sin pagar cargas sociales, que solventa el Estado.
Si tomamos como referencia la promoción industrial que se aprecia en Argentina podemos estudiar las diferentes etapas que atravesó a lo largo de la historia del siglo XX. Los esfuerzos que allí tuvieron lugar se llevaron a cabo con el objetivo de impulsar ciertas industrias en algunas zonas del territorio nacional y por lo general se materializaron por medio de ventajas impositivas y desgravaciones para las personas o compañías que hicieran inversiones industriales en ubicaciones y actividades específicas.
Si bien existieron ciertos proyectos parlamentarios que desde los años 20 se presentaron para impulsar el desarrollo de la industria Argentina, no fue hasta 1944 que surgió un decreto específico para cimentar estas metas en el sistema; estamos hablando específicamente del titulado «Fomento y defensa de industrias de interés nacional».
Dos años más tarde, este decreto se convirtió en ley y de este modo quedó claro que el gobierno tenía la intención de estimular el crecimiento de la industria, tanto en volumen como en diversidad. Las industrias que se verían beneficiadas por medio de este proyecto eran las siguientes:
* las que usaran materia prima nacional de forma exclusiva y se enfocaran en producir para el abastecimiento del mercado interno;
* las que produjeran artículos que sirvieran a la defensa nacional o bien fueran de primera necesidad, incluso si las materias primas no fueran nacionales.
Ya en la década siguiente, durante la primera mitad de 1956, surgió un decreto nacional para aprovechar Tierra del Fuego como zona franca. Poco tiempo después tuvo lugar la creación de una comisión dedicada al estudio de otra ley de promoción industrial, en una colaboración entre el Centro Argentino de Ingenieros y la Facultad de Ingeniería.
Y así llegamos a la década de 1970, cuando se promulgó una ley que tenían la meta de dejar sin efecto toda disposición nacional que hasta entonces se hubiera efectuado para amparar la promoción industrial. En 1972, por otra parte, se creó en Tierra del Fuego el Área Aduanera Especial, un espacio en el cual se ofrecían beneficios tales como la exención tributaria.