Lo primero que vamos a hacer antes de adentrarnos en el establecimiento del significado del término protoplasma es determinar su origen etimológico. En este sentido, podemos decir que deriva del griego, de la suma de dos palabras de dicha lengua:
–Protos, que es sinónimo de «original» o «primitivo».
–Plásma, que puede traducirse como «figura».
El vocablo se considera que fue usado por primera vez por el escritor Venancio Fortunato, en torno al año 600 d.C, para hacer referencia a la creación primera: la del hombre. Sin embargo, el término como hoy lo entendemos y utilizamos es obra del biólogo alemán Hugo von Mohl. Este lo empleó por primera vez en 1846 para referirse al líquido viscoso y de color blanco que existe dentro de lo que es la célula.
Concepto de protoplasma
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) menciona que protoplasma y citoplasma son dos términos que funcionan como sinónimos, refiriéndose a la zona de la célula (y a los órganos que ésta alberga) ubicada entre el núcleo y la membrana plasmática.
Los expertos en biología, en cambio, reconocen algunas diferencias de importancia entre ambas nociones. El protoplasma, en este sentido, refiere a la totalidad de la estructura de la célula, incluyendo al citoplasma y al carioplasma (el medio interno de ciertas células, que alberga los nucléolos).
Si nos quedamos con esta última acepción, por lo tanto, el protoplasma abarca el citoplasma y el núcleo. El concepto refiere al material viviente que se halla en la célula, agrupado en distintas estructuras. El citoplasma, de esta manera, queda entonces limitado a una cierta parte del protoplasma que, en las células eucariotas, se halla entre la membrana plasmática y el núcleo.
Sus componentes
El protoplasma está formado mayormente por agua. También cuenta con hidratos de carbono, proteínas, enzimas, lípidos y electrolitos, componentes que le permiten desarrollar diversas funciones a nivel metabólico.
Cada de esas sustancias orgánicas que le dan forma al protoplasma cumplen con una función muy concreta. Así, por ejemplo, los carbohidratos se encargan de darle forma a las paredes celulares y también de almacenar la energía que va a ser la fuente primaria. Mientras, por otro lado, las proteínas tienen como misión ejercer un papel fundamental en el transporte del oxígeno, la protección y estructura de las uñas y el cabello o acelerar la descomposición de los alimentos.
No hay que pasar por alto que, además del agua, el protoplasma cuenta con otras sustancias inorgánicas importantes. Este sería el caso de las sales, que desarrollan una labor vital en la formación de estructuras y como regulador del PH.
Funciones del protoplasma
Puede decirse que el protoplasma es una mezcla organizada de distintas sustancias químicas que pueden encontrarse como sólidos o disueltas en el agua y que suelen estar en un proceso permanente de transformación en el interior de la célula.
Proteger los distintos órganos del cuerpo, actuar como un reservorio de energía, transportar oxígeno, regular las propiedades térmicas y propiciar numerosas reacciones químicas son algunas de las tareas que cumple el protoplasma en el organismo.