El concepto de pulpería se emplea en varios países de América Latina para aludir al comercio donde se ofrecen alimentos y diversos productos de uso frecuente. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término deriva de pulpa, ya que en sus inicios comercializaban frutas y dulces que se elaboraban a base de ellas. Existen, sin embargo, otras teorías sobre el origen del nombre.
Las pulperías nacieron en el siglo XVI y fueron las tiendas más frecuentes hasta comienzos del siglo XX. Se encontraban con mucha frecuencia en varios países de habla hispana, tanto en América Central como en América del Sur.
Las personas podían encontrar en estos establecimientos todo lo que necesitaban para su cotidianeidad, desde productos alimenticios hasta remedios, bebidas, velas, materia prima para la costura, carbón y muchos otros artículos.
Muchas veces las pulperías también se constituían como espacios de reunión social. La gente, sobre todo en los pueblos o en las ciudades pequeñas, se congregaba en estos lugares a jugar a las cartas o a los dados, a escuchar a los cantores o simplemente a charlar. Era un sitio ideal para mantenerse al tanto de las novedades ya que congregaba personas de varias partes.
Es importante tener en cuenta que las pulperías presentaban diferentes características según la región. Es que eran el vivo retrato de la cultura de cada lugar, donde se mantenían vivas esas costumbres que más las representaban y que unían a los ciudadanos con más fuerza de la que puede tener cualquier gobierno.
En algunas zonas ya casi no existen o se denominan de manera diferente, mientras que en otros lugares el término aún es popular. En Argentina, por ejemplo, la idea de pulpería refiere a los almacenes rurales que se extendían por gran parte del territorio de Buenos Aires y de otras provincias a inicios del siglo XIX.
Actualmente subsisten unas pocas pulperías, muchas veces reconvertidas en otra clase de negocio. También se abrieron nuevos emprendimientos inspirados en las pulperías de antaño.
Debido a la amplitud de la superficie argentina, las pulperías eran un punto de encuentro para los gauchos. El artista Florencio Molina Campos (1891-1959) retrató la atmósfera de estos sitios en varios de sus cuadros.
Una de las primeras cuestiones que llama la atención del término es que no parece reflejar a simple vista la idea de cantina o tienda comercial. De hecho, existen al menos tres teorías con respecto a su origen. La primera postula qe se relaciona con los términos pulpo o pulpa. Para ciertos expertos el significado de pulpería hace referencia a que en algunas de ellas se vendía pulpo, tanto crudo como en forma de la receta denominada pulpo a la gallega, mientras que para otros está relacionado con la pulpa de fruta, algo que también se podía consumir allí.
Como nota al margen antes de continuar con las teorías, el cronista Garcilaso de la Vega contó que los vendedores de pocos recursos se conocían con el nombre de pulperos. Otro de los posibles orígenes del nombre se encuentra en la bebida llamada pulque, la cual se prepara en México usando las hojas de la planta maguey y se vende generalmente en las pulquerías. Esto lo propuso Solórzano Pereira a mediados del siglo XVII en su libro Política Indiana. Dicho de otra manera, el término pulpería habría mutado, perdiendo la dupla -qu- en pos de la letra p.
Por último, hay quienes asocian la idea de los muchos tentáculos del pulpo con la constante actividad de los dependientes, que debían actuar con mucha agilidad para satisfacer a todos sus clientes, como si tuvieran muchos brazos. Esta teoría es la menos respetada de las tres.
