La razón de dependencia es el vínculo que existe en la cantidad de personas que no se encuentran activas en lo referente a la producción y la cantidad de individuos productivos. El concepto de dependencia se vincula a que los primeros «dependen» de los recursos generados por los segundos.
Es importante señalar que puede existir una confusión entre esta noción y la idea de relación de dependencia, que en algunos países sirve para describir el tipo de vínculo que existe entre una persona y sus empleadores, a diferencia de la organización de aquellos que trabajan por cuenta propia (es decir, no tienen jefes). En la actualidad, existe una tendencia cada vez mayor a trabajar por cuenta propia, lo que implica una mayor inversión de tiempo y dinero.
Cálculo de la razón de dependencia
Lo habitual es que esta tasa se calcule en base a la edad: los adultos mayores, ya jubilados, no forman parte del mercado laboral y, por lo tanto, no son productivos en términos económicos. Lo mismo ocurre con los niños. El resto de las personas, en teoría, son productivas.
Esta simplificación, por supuesto, deja de lado a una gran cantidad de sujetos que, pese a tener la edad apropiada para desempeñarse laboralmente, no trabaja y, por lo tanto, no produce recursos económicos.
Para calcular la razón de dependencia, de todos modos, se suele dividir el número de individuos que no se encuentra en edad productiva (lo convencional es incluir en este grupo a los menores de 15 años y mayores de 65) por el número de individuos productivos (aquellos que tienen entre 15 y 65 años).
Por ejemplo: si en una ciudad de 5.000 habitantes, 1.200 personas tienen entre 0 y 14 o 66 años o más, y 3.800 personas tienen entre 15 y 65 años, la razón de dependencia será 0,31. Es habitual que dicha razón se multiplique por 100 y se exprese como porcentaje. En este caso, podría decirse que 31 de cada 100 personas es dependiente.
Su importancia en el presupuesto público y el mundo laboral
La razón de dependencia es importante para el desarrollo del presupuesto público, ya que diversos gastos sociales (como las jubilaciones) están ligados a dicha tasa. A mayor tasa, mayor carga para la población activa.
Este concepto pertenece a ese grupo peculiar que, dependiendo del punto de vista desde el cual se analice, tiene significados y pesos muy diferentes. Cuando el gobierno de una ciudad estudia la razón de dependencia, ve números, potenciales focos de saturación en el mercado laboral, falta de postulantes para un puesto en particular; cuando el pueblo piensa en el trabajo y su relación con la edad, toma la decisión de conseguir su primer empleo, de jubilarse y comenzar a descansar o de continuar trabajando hasta que el cuerpo le diga «basta».
En cada país la situación laboral es diferente, pero también se advierten importantes diferencias entre sus regiones, y la razón de dependencia puede arrojar valores de lo más diversos a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, hay ciudades en las cuales se dice que «no queda gente joven» porque se han ido a estudiar a otros sitios, y esto presenta una problemática muy particular, ya que si el gobierno local sólo cuenta con personas de edad avanzada, consideradas «dependientes«, no tiene a la mano potenciales trabajadores para cubrir los puestos básicos.
Por otro lado, se encuentran las comunidades en las que, quizás por las dificultades de la situación económica, lo normal es que las personas trabajen hasta sus últimos días, sin contemplar esas dos o tres décadas de reposo que prometen los folletos de algunos planes de pensiones. La razón de dependencia en un sitio de este tipo tendrá menos gente dependiente del lado de la ancianidad que de la juventud.