Recato es un término que se emplea como sinónimo de precaución o mesura. Por ejemplo: “Te sugiero que actúes con recato si quieres crecer en esta empresa”, “El cantante no tuvo ningún recato y se bajó los pantalones sobre el escenario”, “Habla con recato para evitar problemas”.
El recato, por lo tanto, hace referencia a la cautela. Si una persona que gana mucho dinero en la lotería comienza a gastar sin recato, es probable que se quede sin fondos en poco tiempo. Quien gasta sin recato compra cosas innecesarias ya que se deja llevar por el impulso y se apoya en la mera idea de que «puede hacerlo». Eso implica un desembolso continuo de dinero que, si no se recupera con nuevos ingresos de nivel similar, puede derivar en un problema financiero.
Recato en el contexto social
El decoro y el buen gusto también se vinculan al recato. Supongamos que un hombre camina por la calle cuando, de pronto, empieza a orinar contra un árbol. Esta acción demuestra que la persona carece de recato, haciendo que una conducta que debe permanecer en el ámbito privado y circunscrita a un lugar específico (el baño), se vuelva pública.
Es importante señalar que este ejemplo en particular tiene sentido desde un punto de vista occidental, principalmente de los países de habla hispana, pero lo mismo no ocurre en todo el mundo; en algunos sitios, un comportamiento como el descrito en el párrafo anterior es normal y aceptable, así como otros que nos parecerían aún más desagradables y carentes de decoro. Por esta razón, debemos entender este término, recato, teniendo en cuenta el contexto social de cada situación.
Falta de pudor o vergüenza
No tener recato es no tener pudor o vergüenza. Un periodista puede acusar a un gobernante de mentir sin recato cuando el funcionario en cuestión parece superar todos los límites con sus declaraciones, incurriendo en afirmaciones cuya falsedad resulta obvia para toda la comunidad.
Por todo lo dicho, un individuo recatado es aquel que cuida las formas y que se conduce de manera cuidadosa: “Es un actor muy recatado, nunca cuenta intimidades en las revistas”. Claro que esto no siempre indica que cualquier comportamiento fuera del recato sea negativa, ya que los límites de lo adecuado varían no sólo de una sociedad a otra sino también en el ámbito de cada familia, de cada grupo de amigos, de cada empresa.
La etimología de recato
Con respecto a su etimología, el término recato deriva del verbo recatar, el cual en un principio define la acción de quitar de la vista pública o del conocimiento todo eso que se estima que no debe ser expuesto. El origen del mismo es el verbo latino recaptare, el cual tiene referencias del latín medieval a pesar de no ser clásico, y que puede ser comprendido tanto como recuperare o recipere, aunque siempre incluye, además del sentido de recobrar, la idea de tomar una cosa para llevarla hacia atrás.
La razón de ello reside en que captare es un frecuentativo (verbo que sirve para expresar una acción habitual o frecuente) de capere, que puede traducirse como capturar, coger o tomar. De hecho, su raíz está vinculada a kap-, una raíz indoeuropea que denota la idea de tomar o coger, y también permite la formación de la palabra latina capsa, cuyo significado más directo es caja, y de la cual derivan cajero, encajar y cápsula, entre otras.
Tomando en cuenta estos últimos conceptos, podemos entender aún más la definición de recato: en su etimología se aprecian ideas tales como capturar, tomar algo y llevarlo hacia atrás, meterlo en una caja, todas acciones que, de manera simbólica, se espera que hagamos con las malas costumbres, con aquellas actitudes que se consideran inadecuadas frente a otras personas.