El retículo endoplasmático rugoso es un conjunto de orgánulos que, situados en el interior de las células, permiten el traslado de proteínas, así como su la síntesis.
Cabe destacar que retículo es el nombre que reciben los entramados o los conjuntos de diferentes hilos. El adjetivo endoplasmático o endoplásmico, por otra parte, refiere a aquello relacionado con el endoplasma (una parte del protoplasma, que es el material viviente que se halla en una célula). Rugoso, finalmente, es lo que tiene arrugas.
Características del retículo endoplasmático rugoso
Las células pueden contar con dos clases de retículos endoplasmáticos. El retículo endoplasmático rugoso, también conocido como retículo endoplásmico rugoso o retículo endoplasmático granular, dispone de ribosomas que mantienen una relación con las membranas celulares. El retículo endoplasmático liso, en cambo, carece de estos ribosomas.
Presente en las células eucariotas, el retículo endoplasmático rugoso cuenta con diferentes tubos que se distribuyen por el citoplasma. En estos tubos se forman las proteínas que luego pasan al retículo endoplasmático liso y finalmente llegan al aparato de Golgi.
Sus funciones
En el retículo endoplasmático rugoso, por lo tanto, se sintetizan proteínas, se elaboran enzimas y circulan aquellas proteínas que no deben ser liberadas en el citoplasma. Las células con mayor desarrollo del retículo endoplasmático rugoso son aquellas que segregan una cantidad elevada de proteínas, como las células del páncreas.
En los plasmocitos, este retículo endoplasmático presenta una gran dilatación para la síntesis, el almacenamiento y la liberación de las proteínas. En otro tipo de células, las cadenas del retículo endoplasmático rugoso se encuentran ubicadas muy cerca unas de otras.
Para que tengan lugar la translocación y la síntesis de proteínas, es necesaria la presencia de lo que se denomina partícula reconocedora de la señal (o PRS), la cual constituyen un ARN citoplasmático pequeño y los polipéptidos pequeños P72, P68, P54, P19, P14 y P9. Este receptor posee una cavidad en la cual ingresa la señal (que actúa inhibiendo la síntesis con el propósito de que la proteína no se libere en el citoplasma, sino en el retículo endoplasmático rugoso) y así los ribosomas se fijan al retículo.
El retículo endoplasmático rugoso y la síntesis de proteínas
Es importante señalar que cualquier proteína comienza su síntesis en los ribosomas (complejos de ácido ribonucleico y proteínas hallado en el citoplasma, los cloroplastos, las mitocondrias y el retículo endoplasmático). Cuando su destino es el retículo endoplasmático rugoso, el primer paso es la síntesis de la señal. La acción de los PRS propicia que los ribosomas se muevan hacia el receptor y se frene la síntesis de la proteína momentáneamente, hasta que se haya completado el reconocimiento de la señal en la membrana del retículo.
A medida que avanza la síntesis, la proteína ingresa al retículo por medio de una proteína de membrana denominada translocadora. En la cavidad del retículo hay una peptidasa (también llamadas proteasas, son enzimas capaces de romper enlaces péptidos, o sea, aquéllos que unen los grupos amino y carboxilo de dos aminoácidos) que elimina un péptido señal. Para que el plegamiento de la proteína sea correcto, unas chaperonas (un grupo de proteínas comunes a todas las células) se unen a ella.
La chaperona puede reconocer un mal plegamiento, y entonces conducir a la proteína a un punto donde pueda ser degradada. En este procesos que tiene como finalidad la destrucción de la proteína, se comienza por añadirle la n-glucanasa, la cual efectúa el reconocimiento del defecto y procede a emitir una marca. Luego, la ubiquitina señala la proteína, tras lo cual es enviada al proteosoma, donde un gran número de enzimas proteolíticas entra en acción para degradarla. De este proceso surgen moléculas de aminoácidos, las cuales pueden ser usadas para la síntesis de una proteína bien plegada.