Risible es un adjetivo que se usa respecto a aquello que provoca risa. Por ejemplo: “No puedo responder con seriedad a un argumento risible”, “La pareja disfrutó una risible celebración de su aniversario, con fiesta de disfraces y un show de humor”, “El gobernador tuvo un paso risible por el estudio de televisión”.
Para poder conocer el significado del término, es necesario proceder a descubrir cuál es su origen etimológico. En este sentido podemos determinar que se trata de una palabra derivada del latín risibilis, que puede traducirse como “que puede reírse” y que es fruto de la suma de dos partes claramente diferenciadas:
- El sustantivo risus, que es sinónimo de “risa”.
- El sufijo -ible, que se emplea para indicar “que puede”.
Características de lo risible
Cabe destacar que la risa suele ser una reacción espontánea ante un cierto estímulo. Lo risible, por lo tanto, es un estímulo que causa gracia, resulta divertido o genera alegría. Ante un estímulo de esta clase, la persona reacciona riéndose.
Tomemos el caso de un monólogo. Un artista puede subirse a un escenario y comenzar a hablar, poniendo en palabras diferentes pensamientos e ideas. Cuando dicho monólogo provoca risa en la gente, se podrá decir que se trata de un monólogo risible.
Uso despectivo del término
Es importante mencionar, de todos modos, que el adjetivo risible también suele usarse con sentido despectivo, para descalificar una idea ajena.
Cuando, consultado por un periodista, el presidente de un país afirma que las propuestas de los partidos políticos opositores son risibles, no estará diciendo que dichas propuestas son graciosas o divertidas. En este caso, lo risible se asocia a la falta de seriedad y sugiere que, como las propuestas carecen de esta seriedad, ni siquiera deben considerarse o analizarse.
Lo risible según el contexto
La calificación de risible, en definitiva, puede resultar positiva o negativa de acuerdo al contexto. El humorista querrá que su actuación sea considerada risible, pero el político se enojará si definen sus ideas como risibles.
En una perfecta unión de los dos sentidos que nos ocupan respecto al término risible se encuentran ciertos programas de televisión que se califican como risibles. Se trata de espacios donde, desde un punto de vista positivo, lo que se pretende es generar la risa de los espectadores pero, por otro, eso se pretende conseguir “burlándose” de las personas que participan en el mismo.
Un buen ejemplo de estos espacios fue el programa español “El semáforo”. En el mismo, el público asistente y los televidentes se reían viendo las actuaciones de singulares personas que creían en sí mismas por tener unas “cualidades” o “habilidades” concretas, pero que en realidad eran objeto de mofa o burla. De esta manera, había participantes que lo daban todo en el escenario pensando que cantaban perfectamente en inglés pero provocaban las carcajadas tanto por sus desafines como por el hecho de que su dominio de ese idioma era realmente ridículo.