Salario es la denominación que se otorga a la remuneración periódica que recibe una persona como contraprestación de un trabajo realizado. La etimología del concepto, que remite al latín salarĭum, está vinculada al uso que se le daba a la sal en la antigüedad.
Durante la época del Imperio romano, la sal era un elemento muy valioso ya que resultaba imprescindible para la conservación de los alimentos a través del método conocido como salazón. Dado su valor, la sal se empleaba como medio de pago e incluso los soldados solían recibir su remuneración en sal.
El salario como sueldo
El salario, por lo tanto, era el pago hecho con sal. Hoy entendemos este término como un sinónimo de sueldo: el dinero que un individuo recibe por el trabajo que realiza. Las características del salario están reguladas por la ley a través de los contratos de trabajo.
Aunque la contraprestación del trabajo suele ser monetaria (es decir, dinero), el salario también puede incluir otros componentes, como tickets o bonos que pueden canjearse por alimentos.
Del mínimo al máximo
Para evitar abusos por parte de los empleados, existe la noción de salario mínimo, que es una paga mínima por periodo (mes, día u hora) que fija la ley para todos los trabajadores. Esto quiere decir que, si el salario mínimo mensual en un país es de 2.000 pesos, ningún trabajador puede ganar menos de dicha suma por mes. De lo contrario, el empleador estará violando la legislación.
En un sentido similar, en algunas regiones existe el salario máximo: la paga máxima que se permite abonar a un trabajador. Lo habitual es que el salario máximo se fije para funcionarios públicos.
El salario y los trabajadores
A lo largo de una entrevista de trabajo, lo normal es que el potencial empleador pregunte a sus candidatos «cuánto desean cobrar», y uno de los errores más comunes es responder con cuánto pueden subsistir, cuál es el mínimo que necesitan para justificar sus horas de trabajo. Además de no ser una respuesta precisa, ya que la pregunta busca otro dato, se trata de una expresión de falta de seguridad y de respeto por la propia capacidad: si bien no se recomienda mencionar una cifra exagerada o difícil de alcanzar, es importante la sinceridad, para que el entrevistador vea que tiene frente a él a una persona que confía en sí misma, que se considera valiosa.
Además de este primer momento, el salario suele ser el foco de otros «problemas» a lo largo de la vida de un trabajador. Por ejemplo, es uno de los principales puntos de comparación entre dos personas, y puede suscitar peleas o envidia, situaciones muy nocivas para el ambiente de una empresa. A pesar de que el monto que cobra un empleado no siempre refleja la calidad de su labor ni el nivel de conocimientos que posee, puede resultar desalentador para alguien descubrir que no percibe un salario justo en comparación con el de uno de sus compañeros.
Los aumentos
Por otro lado, después de haber trabajado durante un tiempo en una empresa, llega el momento de pedir un aumento de salario, algo para lo cual nadie está preparado. Si bien algunos individuos con un nivel impecable de autoestima no parecen tener problema en plantarse frente a su empleador y decirle que ya es hora de ofrecerle una paga mayor por su trabajo, la mayoría pasa mucho tiempo dándole vueltas a la situación antes de dar el paso, y otros ni siquiera se atreven a hacerlo.
Uno de los factores que vuelven difícil pedir un aumento es que muchos empleadores parecen creer que pagar a sus empleados es algo opcional, un gesto de generosidad por su parte que debería ser agradecido, como si de un favor se tratase. Esto se transmite en el trato cotidiano, y alimenta lentamente esa sensación de incomodidad tan propia de esta situación.