El salario mínimo es la retribución más baja que la legislación estipula que se puede pagar por un determinado período de trabajo (mes, día, semana u hora). De este modo, ningún empleador puede ofrecer a un trabajador una paga que se encuentre por debajo del salario mínimo, ya que estaría violando la ley.
El vocablo latino salarĭum llegó a nuestra lengua como salario. El concepto se emplea para nombrar a la remuneración que un individuo recibe de manera periódica por realizar un cierto trabajo. La palabra salario deriva de sal: en la antigüedad, la sal era muy valiosa y se empleaba como medio de pago.
Mínimo, por otra parte, es una cantidad o una magnitud muy pequeña, tal que no existe otra menor en su especie.
Orígenes del salario mínimo
Los orígenes del salario mínimo se remontan al siglo XIX en países como Nueva Zelanda y Australia. La finalidad de esta disposición legal es evitar que el contratista se abuse de su empleado y le pague montos muy bajos.
Fue específicamente en Victoria, un estado de Australia, donde por primera vez se llevó a cabo la regulación de este concepto, más precisamente en la Ley de Empleadores y Empleados de 1890 (cuyo nombre original es Employers and Employees Act). Surgió como resultado de diversas protestas por parte de los trabajadores para exigir que se estableciese un salario mínimo de forma legal.
Desde ese momento, muchos movimientos similares, encabezados por sindicatos, obreros y otros grupos similares han participado activamente de la legalización del salario mínimo en casi todas las regiones del mundo, aunque los resultados no han sido los mismos para todos. En un caso ideal, gracias a la determinación de este monto cualquier empleado sabe que podrá comprarse una casa, alimentarse adecuadamente, mantener en condiciones su vivienda y cuidar de todos los individuos que tenga a su cargo del mismo modo.
Acceso a una vida digna
A los trabajadores casados y con hijos, el salario mínimo debe garantizarles que todos en su núcleo familiar tendrán acceso a una vida digna, a una casa en buenas condiciones para hacer frente a las inclemencias del tiempo, a una alimentación sana y completa en cuanto a nutrientes se refiere y a la educación; este último punto es uno de los más importantes, ya que se trata de la formación que comprende todos los niveles, incluyendo el universitario, tomando en cuenta los gastos necesarios para la adquisición de útiles y libros de texto, los uniformes y los viajes.
El nivel de vida de los trabajadores aumenta cuando se implementa un salario mínimo acompañado de un máximo de horas para la jornada laboral y para el total de trabajo en el plazo de una semana. En muchos países, estos valores rondan las 8 y las 40 horas, respectivamente. Los contratos al margen de la ley son muy comunes y ofrecen condiciones generalmente inferiores, aunque afectan más frecuentemente las horas de trabajo que el salario (como los empleadores no pagan el monto estipulado por la ley por cada empleado, pueden dar parte de ese dinero a los trabajadores).
El salario mínimo y la ley
Supongamos que, en un país X, el salario mínimo se fija en 10 unidades de moneda por cada hora trabajada. Esto quiere decir que ningún trabajador podrá recibir menos de esa cantidad de dinero por cada una de las horas que trabaja. Si una persona cobra menos de dicho monto, la relación laboral que tiene con su empleador estará afuera de los márgenes legales.
Lo habitual es que el monto del salario mínimo se actualice de manera periódica de acuerdo a los cambios en las variables macroeconómicas. Si hay inflación, por ejemplo, el salario mínimo debe aumentar para que el trabajador no pierda su poder adquisitivo.