Un sortilegio es un ritual adivinatorio que se lleva a cabo a través de un acto de características mágicas. El origen etimológico del concepto, que procede del latín, refiere a la capacidad de leer la suerte.
Para desarrollar un sortilegio, por lo tanto, un adivino se encarga de interpretar ciertos signos que, supuestamente, tienen lugar antes de un acontecimiento. Esto hace que diversas prácticas puedan incluirse dentro de la noción de sortilegio, como distintos tipos de «lecturas» (de las líneas de la mano, las cartas, la borra del café, etc.). Cabe mencionar que en la actualidad el término sortilegio se suele utilizar como sinónimo de hechizo; en su lugar, para referirse a las prácticas de adivinación se prefiere la palabra videncia.
El sortilegio como práctica adivinatoria
Entendiendo la idea en su acepción más amplia, una persona que utiliza una baraja de tarot para adivinar el futuro está realizando un sortilegio. Es posible que dicho sujeto se presente como adivino y que cobre las consultas que desean hacerle otros individuos para saber qué ocurrirá en uno o varios ámbitos de su vida.
Este tipo de prácticas adivinatorias se desarrollan, con distintas variantes, desde hace miles de años. En la antigüedad, de hecho, la sociedad tenía un gran respeto por aquellos que ofrecían sortilegios, ya que se confiaba en su poder adivinatorio. Hoy, en cambio, la adivinación no tiene prestigio: la gente, en general, descree de las supuestas capacidades de quienes dicen que pueden leer señales para anticipar el futuro.
El cambio se produjo a partir del avance de la ciencia y su método. La Ilustración y la confianza en la razón hicieron que la sociedad empezara a buscar explicaciones lógicas para el vínculo entre una señal y un acontecimiento, o entre una causa y su consecuencia.
Diversas lecturas
Además de la cartomancia, la quiromancia y la lectura de los posos del café, el sortilegio también incluye lecturas tales como la:
- Cleromancia: es un tipo de adivinación muy antiguo, que hacía uso de habas o dados, los cuales se ubicaban sobre una urna. Una vez que se hubiese implorado a los dioses que condujesen la suerte, dichos elementos se echaban para finalmente leer los símbolos resultantes y pronosticar el futuro. Se creía que Mercurio (un importante dios del comercio, según la mitología romana, pero asimismo el mensajero de los dioses y el jefe de los oradores, de los viajeros y de los pastores) era quien presidía la cleromancia. Por esta razón, en la urna se incluía una hoja de olivo que llevaba su nombre.
- Nigromancia: se trata de un tipo de adivinación que consiste en invocar a los espíritus de los muertos mediante la manipulación de sus restos o de algunas de sus posesiones. A través de este contacto, se cree que es posible conocer el futuro. Algunas de las culturas que practicaban el sortilegio con dichas características fueron la mesopotámica, la egipcia y la persa, lo cual demuestra la antigüedad de estas creencias. Cabe mencionar que aún al día de hoy la nigromancia tiene su lugar aunque, dado que se considera ilegal, no está presente en la sociedad de manera tan evidente como en el pasado.
- Aeromancia: en este caso, es a través de la observación e interpretación del aire y las formaciones vaporosas que en él se dan (como ser las nubes, aunque también se observan los rayos, el viento y los truenos) que se practica el acto de adivinación. La aeromancia fue muy popular en muchos pueblos primitivos. Durante una sesión, el vidente traduce las formas aparentemente indefinidas a mensajes concretos, o bien las utiliza para exteriorizar información a la cual había accedido de manera inconsciente. Este tipo de mancia también se apoya en la posición de los planetas, la cual puede ser favorable o desfavorable.