El concepto de sueldo se refiere a la remuneración regular asignada por el desempeño de un cargo o servicio profesional. La palabra tiene su origen en el término latino solĭdus («sólido»), que era el nombre de una antigua moneda romana.
El término de sueldo suele ser utilizado como sinónimo de salario (del latín salarĭum, relacionado con la «sal»), la remuneración regular o la cantidad de dinero con que se retribuye a los trabajadores por cuenta ajena.
Qué es el sueldo
Puede decirse que el empleado recibe un sueldo a cambio de poner su fuerza laboral a disposición del empleador, en el marco de una serie de obligaciones compartidas que rigen su relación contractual.
La contraprestación que implica el sueldo se abona principalmente en dinero, aunque un porcentaje puede liquidarse en alguna especie evaluable en términos monetarios.
La posición de los empleadores y los trabajadores
Es importante tener en cuenta que, más allá de la responsabilidad social, los sueldos representan una cuestión muy diferente para los empleadores y los trabajadores. Para los primeros, los sueldos forman parte de los costos de la empresa, aunque también constituyen un medio para motivar a los trabajadores y, así, mejorar su productividad. Para el empleado, en cambio, el sueldo supone el medio para satisfacer sus necesidades materiales y alcanzar un cierto nivel de vida.
Para resolver los conflictos entre estos intereses diferentes respecto a los sueldos, se establecen negociaciones entre el empleador y el empleado, aunque también existe un diálogo tripartito (Gobierno-representantes de las empresas-representantes de los trabajadores) para determinar el nivel básico de los salarios y fijar ciertas medidas de cumplimiento obligatorio.
La discusión acerca de las características de un sueldo justo no llega nunca a su fin, en parte porque la sociedad cambia constantemente y surgen nuevas necesidades que solamente pueden satisfacerse haciendo uso del dinero. Por un lado se encuentran aquellas personas que no buscan más que el monto que les permita cubrir los gastos básicos y algún gusto ocasional; por otro, quienes aspiran a grandes fortunas que les abran las puertas a toda clase de lujos.
El sueldo justo
Para muchos especialistas en Recursos Humanos, el sueldo justo no debería limitarse a la satisfacción de las necesidades básicas sino que debería también contemplar aquellos deseos que muchas veces denominamos «lujos» o «gustos», como en el párrafo anterior. Trabajar durante decenas de horas a la semana, dejando de lado la vida personal y el contacto con los seres queridos, simplemente para pagar el alquiler y los servicios no resulta muy alentador.
En esta lucha es muy importante que el empleado se exprese desde el primer día, desde la primera entrevista, dejando claras sus expectativas más allá de los pagos obligatorios. Sin embargo, el miedo a parecer demasiado ambicioso o materialista y a ser rechazado por ello lleva a la mayoría de los postulantes a apuntar bajo ante la pregunta clave, «¿cuánto esperas ganar»?. Una respuesta considerada sensata y segura consistiría en sumar las obligaciones monetarias mensuales; una arriesgada pero necesaria para impulsar un cambio agregaría los sueños y expectativas personales, como ser un viaje, la compra de una casa o la realización de un curso, dándole importancia a la vida fuera de la empresa.
Como se menciona más arriba, el sueldo sirve para que el empleado se sienta a gusto; compensarlo por su trabajo no debería significar simplemente resolver una ecuación matemática en la cual se pague una cantidad fija y hermética por cada fracción de esfuerzo, sino en promover su felicidad para que sienta que su entrega vale, para que quiera continuar con su actividad. Somos seres humanos, nuestra energía se renueva con más que el sueño por las noches, y por eso debemos exigir una paga que nos dé la posibilidad de ser felices para que el trabajo tenga sentido.