Se llama sustantivo a la palabra que puede actuar como sujeto en una oración. Los sustantivos, de este modo, son los nombres que refieren a objetos o a seres. Concreto, por su parte, es un adjetivo que refiere a lo que es sólido o que resulta opuesto a lo abstracto.
Un sustantivo concreto, por lo tanto, es un término que alude a algo material, capaz de ser percibido a través de los sentidos. Esta característica diferencia a los sustantivos concretos de los sustantivos abstractos, que hacen mención a conceptos desarrollados por la inteligencia o el pensamiento.
Ejemplos de sustantivo concreto
Un ejemplo de sustantivo concreto es “mesa”. El término refiere a un mueble que puede ser redondo, cuadrado o rectangular, dispone de una tabla para apoyar objetos y cuenta con patas que la elevan del suelo. La “mesa” puede percibirse a través de los ojos y ser tocada. Si alguien señala que “La mesa está rota”, de esta manera, hará referencia a que el mueble en cuestión sufre algún tipo de daño.
“Perro” también es un sustantivo concreto. En este caso, el sustantivo designa a un animal mamífero de cuatro patas que vive en compañía del ser humano como mascota. “Mi perro come arroz”, “Ese perro corre muy rápido” y “A mi hermana le encantan los perros” son algunas oraciones que emplean este sustantivo concreto.
Cabe destacar que un sustantivo, además de ser concreto, puede incluirse en otras categorías. Retomando los ejemplos anteriores, podemos afirmar que “mesa” y “perro” también son sustantivos comunes y sustantivos individuales.
Diferencias con los abstractos
Retomando el concepto de sustantivo abstracto, es también correcto decir que se trata de un tipo de palabra que refiere a una cosa que no es posible percibir mediante los sentidos, exactamente lo opuesto a lo que hemos visto con respecto al sustantivo concreto. Puede ser una idea, un sentimiento o una sensación, por ejemplo, que cada individuo imagine e interprete de forma diferente y particular. Algunos de los más comunes son «amor», «amistad», «felicidad», «coraje», «culpa», «esperanza» y «placer».
Además de las diferencias recién expuestas entre estos dos tipos de sustantivos, es importante señalar que los concretos son los primeros que dominamos en nuestra vida, ya que resultan más fáciles de comprender y, dadas las limitadas herramientas con las que contamos para comunicarnos durante la lactancia, los más prácticos para incluir en nuestros primeros mensajes.
Por ejemplo, cuando un niño comienza a balbucear sus primeras palabras, lo normal es que intente hacer referencia a uno de los miembros de su familia, a alguno de sus juguetes favoritos o a la comida, que son los componentes más próximos y nítidos de su entorno. No es común que decida dar su opinión acerca de la situación económica de su país, de los nervios de su hermana mayor por el examen que deberá dar en la facultad o de lo fascinante que le resulta poder compartir su vida con su perro, a pesar de pertenecer a una especie diferente.
Sustantivos concretos según Ortega y Gasset
El destacado ensayista y filósofo José Ortega y Gasset ofreció un punto de vista un tanto diferente con respecto a la definición de los sustantivos concretos y los abstractos: según él, los primeros son aquéllos que existen de forma absolutamente independiente, que pueden ser comprendidos sin la ayuda de otro término, mientras que los abstractos sólo existen o pueden ser visualizados si se los relaciona con uno concreto.
Veamos algunos ejemplos de la visión de Ortega y Gasset. Cuando oímos la palabra «belleza«, por ejemplo, no podemos entenderla si no la asociamos a un sustantivo concreto, que en cada persona puede ser diferente: alguien puede pensar en un caballo mientras que otro, en una persona, y un tercero, en un paisaje. Por esta razón, entendemos que «belleza» es un sustantivo abstracto, ya que necesita de uno concreto («caballo», «persona» o «paisaje», en este caso) para existir.