El diccionario que elabora la Real Academia Española (RAE) no reconoce el término tercerización. En cambio, sí aparece un concepto que se utiliza como sinónimo: subcontratación.
La tercerización o subcontratación es una práctica llevada a cabo por una empresa cuando contrata a otra firma para que preste un servicio que, en un principio, debería ser brindado por ella misma. Este proceso suele realizarse con el objetivo de reducir los costos.
Ejemplo de tercerización
Tomemos el caso de una compañía que se dedica al desarrollo de sitios web. Esta empresa ofrece a sus clientes la puesta en marcha de un sitio, incluyendo el alojamiento (hosting), el diseño y la redacción de los contenidos. Sin embargo, de manera directa sólo ofrece el alojamiento y el diseño, ya que los contenidos son redactados por una agencia de comunicación a la que subcontrata. Esta tercerización le resulta conveniente desde el punto de vista económico: es más barato para la entidad pagar por la redacción a otra empresa que incorporar redactores a su plantilla.
Es importante tener en cuenta que quien contrata el servicio original no debe notar ningún cambio en las condiciones ni tener problemas por la tercerización. Es decir: si la persona que contrató el servicio de desarrollo web del ejemplo anterior no está conforme con la redacción, se remitirá a la empresa que le vendió el servicio y no a la agencia de comunicación que fue subcontratada en la operación.
Ahorro y precarización
Cabe destacar que la tercerización implica muchas veces un ahorro para la empresa pero una precarización de las condiciones laborales para los trabajadores. Por ejemplo, muchos empleados que cumplen sus turnos en sucursales de grandes empresas de presencia internacional, tiene contratos con pequeñas compañías que brindan servicios específicos, por lo cual sus sueldos no son comparables con los de aquéllos que han sido contratados directamente.
Esta práctica es muy común y, en muchos casos, se considera necesaria para la subsistencia de una empresa, sin importar su renombre o su capital. Es que el ahorro económico no es la única ventaja que persigue alguien cuando recurre a la tercerización, sino que también se encuentra la posibilidad de evitar la capacitación del personal, para lo cual también sería necesario contar con empleados especializados como parte de la plantilla estable.
Además, la tercerización resuelve otro problema que ha llevado a la quiebra a muchas compañías: evita mantener personal que sólo se vuelve necesario por períodos, para cubrir parte del desarrollo de ciertos proyectos muy específicos, pero que no cumple una función esencial para la actividad principal. Son comunes las historias de empleadores «muy generosos» que no pueden asumir la responsabilidad de dejar a alguien sin trabajo, y por ello continúan pagando salarios a personas que ya no tienen ninguna tarea que realizar; el final de estas historias suele ser la quiebra, las deudas sofocantes y la infelicidad de los empleados por irse sin haber cobrado todo su dinero.
La tercerización y las compañías tecnológicas
En la actualidad la tercerización es la base de la economía de las empresas basadas en Internet: como se menciona en el ejemplo del sitio web, en la elaboración de un proyecto suelen estar involucrados pequeños grupos especializados, cada uno de los cuales brinda sus servicios y luego se desvincula legalmente del empleador, habiendo cobrado sus honorarios.
Otro ejemplo que a veces pasa desapercibido tiene lugar en la realización de una película o de un videojuego: por lo general, las compañías cinematográficas y las desarrolladoras de videojuegos de alto presupuesto contratan a varios equipos independientes para que colaboren en objetivos bien definidos, como ser la creación de efectos especiales, la composición de la música o la capacitación física de los actores para escenas de riesgo o de destreza física.