Un vocablo griego llegó al latín como thronus y luego a nuestro idioma como trono. El término hace referencia al asiento que utilizan los soberanos o los monarcas. Por ejemplo: «Ofuscado, el rey se levantó del trono y exigió que todos se retiraran del salón», «Su Majestad solicitó que le llevaran la comida al trono», «El sultán tropezó cuando se dirigía a su trono».
Por lo general, el trono se emplea en ceremonias solemnes y actos oficiales. Este asiento que se caracteriza por su ornamentación suele ubicarse en un lugar elevado y, muchas veces, debajo de un dosel. El objetivo es que la autoridad que está sentada en el trono sobresalga del resto de la gente que se encuentra en el mismo ambiente, que suele ser llamado salón o sala del trono.
Muchas son las estancias que en monumentos y edificaciones históricas utilizan en su denominación el término que ahora nos ocupa. Este sería el caso, por ejemplo, del Salón del Trono que existe en el Palacio Real de Madrid.
Se trata de una habitación que está justo delante de las ventanas que dan a la Plaza de la Armería y se halla protagonizada por dos tronos, con brazos con leones dorados que le dan prestancia a los mismos, inspirados en el que tuvo en su momento el rey Carlos III. Una estancia esta cuya decoración fue obra del italiano Felice Gazzola (1699 – 1780).
Otro espacio que también usa el término que nos ocupa en su nombre y que es un referente es el Salón del Trono de la Alhambra (Granada). Es conocido, del mismo modo, como Salón de Embajadores, se encuentra situado en la Torre de Comares y tiene la particularidad de ser la mayor estancia de todo el recinto.
Zócalos alicatados, rica yesería y cerámica original toman protagonismo en este enclave, donde el sultán tenía su trono y atendía ciertos asuntos de interés, que se halla rodeado de un total de nueve alcobas.
Más allá de sus características como elemento físico, la importancia del trono siempre fue simbólica. Acceder al trono representa contar con el poder de gobernar a un pueblo. Por eso el concepto se utiliza, a través de la metonimia, para nombrar a una monarquía en general.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que una de las series de televisión de más éxito en las últimas décadas se da en llamar precisamente «Juego de tronos». Está basada en la saga literaria «Canción de hielo y fuego», escrita por George R. R. Martin, y gira en torno a los distintos conflictos y luchas encarnizadas entre varias familias nobles que desean conseguir ocupar el Trono del Hierro del continente de Poniente.
La noción también se emplea para mencionar a cualquier lugar de privilegio o a una posición que implica un liderazgo: «El Canal 6 conservó el trono de la televisión nacional al lograr ser el canal más visto por octavo mes consecutivo», «Lionel Messi y Cristiano Ronaldo se disputan desde hace años el trono del mejor jugador del mundo», «Con este título, el tenista español recuperó el trono que había perdido en 2012».
