El vello es el pelo que crece en ciertas regiones corporales y que resulta más suave y menos extenso que el pelo de la barba y que el cabello. El concepto tiene su origen etimológico en villus, un vocablo de la lengua latina.
El vello corporal del ser humano cubre la mayor parte del cuerpo. Está formado por fibras capilares muy delgadas que suelen crecer a partir de la pubertad por la acción de los andrógenos, que son las hormonas sexuales de tipo masculino. Esto hace que el vello sea más profuso en los hombres que en las mujeres.
El vello en el ser humano
En la adultez, el cuerpo de un ser humano puede estar todo cubierto por vello con la excepción de las plantas de los pies, las palmas de las manos y las mucosas (como los labios). De todas maneras, la presencia de vello varía según la persona.
El vello que crece en la zona de los genitales se conoce como vello púbico, mientras que el vello de las axilas se denomina vello axilar. En los hombres, por otra parte, crece con fuerza el vello pectoral (entre el abdomen y el cuello) y el vello abdominal (entre la zona genital y el abdomen).
Distintas actitudes
Cuando tiene lugar el paso de la niñez a la pubertad, éste y otros cambios en el cuerpo pueden repercutir de diferentes formas en las personas: mientras algunas disfrutan de finalmente haber dado el primer paso hacia su ansiada adultez, otras sienten vergüenza y desean que nadie lo note. Aunque desde el punto de vista de un individuo adulto no existe problema alguno con tener vello corporal, la percepción de un preadolescente es muy diferente.
De acuerdo a la cultura y a las preferencias individuales, las personas evidencian diferentes actitudes respecto al vello corporal. Muchas mujeres latinoamericanas, por ejemplo, optan por depilarse el vello púbico y el vello axilar, eliminándolo con una afeitadora, cera u otros métodos. En distintos países europeos, en cambio, las mujeres dejan crecer libremente el vello axilar.
En el caso de los hombres, durante mucho tiempo el vello corporal fue símbolo de virilidad, aunque actualmente hay sujetos que prefieren depilarse el pecho y la espalda por cuestiones estéticas.
El vello y la libertad
La búsqueda de la libertad sexual y de la apertura mental nos lleva por caminos que hasta hace unas décadas parecían imposibles, y el hecho de que un hombre se depile el vello corporal es uno de ellos. Así como la presencia de pelo en el pecho no debería tener ninguna conexión con la virilidad, su ausencia no debería indicar lo contrario, y por eso muchas personas aceptan que cada uno adapte su cuerpo a sus necesidades de higiene o a sus gustos estéticos.
Algunas personas optan por evitar la depilación, ya que resulta más violenta, requiere un esfuerzo mayor y -algunos creen- estimula el crecimiento de vello más duro.
El problema comienza cuando evidenciamos que las mujeres no han adquirido más libertades, sino que continúan bajo las imposiciones de los hombres, tanto de los que mantienen el vello en el pecho como de los que se depilan: ellas no pueden escoger dejar que su cuerpo quede cubierto de pelo, así como tampoco pueden descuidar la figura ni lucir el color natural de su cabello. O ¿sí?
Al parecer, pocas personas podrían asegurar sentirse a gusto con su aspecto físico y seguras de sus decisiones con respecto a la vestimenta y el peinado. Parece tan válido afirmar que nadie debería alterar su cuerpo para volverse atractivo como justo lo contrario; y, dado que en estas cuestiones no se presenta la balanza del bien y el mal, es prácticamente inútil la búsqueda del «camino correcto».