Veracidad es un vocablo derivado de un concepto propio del latín medieval que se emplea, hoy en día, para resaltar todo aquello que resulta veraz, creíble y confiable.
Surge a partir de la confianza que inspiran las entidades, corporaciones y seres humanos que actúan con honestidad y transparencia. Se considera que hay veracidad en cada accionar que se lleva a cabo con ética, responsabilidad, integridad y verdad.
Es, en definitiva, un valor que se alcanza y se cultiva desde la sinceridad, legitimidad, sensatez y autenticidad.
Elementos claves para lograr veracidad
En cualquier ámbito, para lograr veracidad deben cumplirse una serie de condiciones. En el marco de una medición, por ejemplo, es esencial que se trabaje con precisión y exactitud para arribar a los resultados.
En materia comunicativa y/o periodística, la veracidad depende de la fiabilidad de las fuentes, la seriedad de la información y la objetividad del emisor del mensaje.
La veracidad de una prueba, un documento o una afirmación depende, en gran parte, del porcentaje de certeza que se tenga respecto a la confiabilidad, o no, de un contenido o suceso.
Para que la veracidad sea posible, asimismo, debe existir un equilibrio entre aquello que se dice y la realidad. Las palabras o expresiones que se presentan como una verdad, en tanto, deben coincidir con los hechos.
No se debe perder de vista cómo es y en qué consiste la llamada presunción de veracidad, un recurso orientado a darle credibilidad y validez a un testimonio, una declaración o revelación de alguien hasta que se presenten u obtengan evidencias o pruebas que refuten o desmientan a esos dichos.
Métodos y herramientas de validación
Existe una gran cantidad de métodos y herramientas de validación de documentos, datos, publicaciones, frases y contenidos varios.
Desde hace un tiempo, gracias a los avances tecnológicos, la comunidad en general tiene a disposición una amplia variedad de recursos para proceder a la verificación, validación y corroboración de datos.
Al momento de informarse, por ejemplo, conviene consultar fuentes que se caractericen por su seriedad, rigor informativo y credibilidad. De tener que encargarse, por motivos laborales, de la divulgación de una novedad, por otra parte, hay que trabajar con ética, profesionalismo, sentido común, objetividad y prudencia.
Hay, incluso, registros para chequear la veracidad de un título y aplicaciones que analizan contenidos que circulan en redes sociales para establecer la veracidad o falsedad de los mismos. Respecto a este último invento no se puede pasar por alto que se han creado múltiples programas identificadores de noticias falsas.
Veracidad a nivel personal y profesional
Tanto a nivel personal como en la esfera profesional es necesario abrazar la veracidad mediante un estilo de vida y una conducta que reflejen coherencia, racionalidad, decencia y sinceridad.
Toda toma de decisiones requiere un análisis de la realidad, asesorarse para evaluar eventuales ventajas y desventajas, reconocer alternativas a disposición, analizar evidencias para minimizar la chance de cometer errores y elegir el camino a seguir. En todo ese proceso se necesita claridad, objetividad, veracidad y precisión a fin de decidir lo más conveniente para uno, un negocio, etc.
Hay valores y normas que influyen en la credibilidad de alguien, así como comportarse en el ámbito profesional de acuerdo al código ético inspira confianza y seguridad.
Importancia de ser veraz
Es de suma importancia ser veraz. De ese modo se gana integridad, prestigio y respeto.
Cuando se miente, se manipula o falsea información y no se actúa con honestidad se siembran dudas y desconfianza.
Actuar siempre con buena intención; demostrar lealtad; alzar siempre la bandera de la verdad; proceder de manera coherente en relación a aquello que se piensa, se dice y se hace; no traicionar jamás los propios ideales y cumplir las promesas contribuyen a forjar veracidad.
En los últimos tiempos, por aludir a un caso de relevancia internacional como referencia, han surgido infinidad de teorías, especulaciones, hipótesis, rumores y suposiciones en torno al estado de Kate Middleton. La realeza británica informó a comienzos de 2024 que la princesa de Gales tuvo una intervención quirúrgica en su abdomen que, de acuerdo al comunicado difundido, había sido de carácter programado. Trascendió, asimismo, que estaría en proceso de recuperación y alejada de la vida pública hasta después de Semana Santa. En el medio hubo imágenes que no hicieron más que despertar dudas y sospechas respecto a la salud de la esposa del príncipe William: tras haber sido retratada en un automóvil en compañía de su madre (material que motorizó toda clase de conjeturas), una fotografía de ella rodeada de sus hijos fue retirada de circulación por diferentes agencias de noticias por haber sido manipulada digitalmente, retoque que, supuestamente, fue admitido públicamente por la propia protagonista. Más tarde salió a la luz un video que, de acuerdo a ciertas afirmaciones, muestra a William y a Kate de compras. La escasez de información oficial y fallas en la estrategia de comunicación (se ha evitado difundir el diagnóstico oficial y otras cuestiones vinculados a su evolución) derivaron en que surjan dudas colectivas en cuanto a la veracidad de registros visuales y de datos.