El zinc es el elemento químico de número atómico 30, cuyo símbolo es Zn. Se trata de un metal abundante en la corteza terrestre, de color blanco y brillante, que puede aparecer en forma de silicato, sulfuro o carbonato.
La utilización del zinc, también mencionado como cinc, se remonta aproximadamente al año 1.500 a.C., de acuerdo a objetos hallados por los arqueólogos. Sin embargo, se cree que la reactividad química de este metal y sus capacidades no fueron advertidas en la antigüedad.
Producción del zinc
A nivel mundial, los principales productores de zinc son China, Australia, Perú, Estados Unidos y Canadá, en ese orden. Estos cinco países aportan casi el 70% del metal utilizado en todo el planeta.
El zinc se utiliza para formar aleaciones (como el latón), galvanizar el acero y el hierro para protegerlos de la corrosión, y fabricar pilas eléctricas, por ejemplo. Cabe destacar que el zinc es un elemento químico esencial para los seres humanos, ya que lo aprovechan diversas enzimas para el metabolismo de proteínas y ácidos nucleicos.
Su presencia en el cuerpo humano
El cuerpo humano cuenta con unos 40 miligramos de zinc por kilo que ayudan al correcto funcionamiento del sistema inmunológico, a la cicatrización de heridas y a la síntesis del ADN, entre otras funciones.
Para mantener un buen nivel de zinc, los adultos deben ingerir unos 20 miligramos de zinc al día, a través de alimentos como la levadura de cerveza, las menestras, las algas, las pecanas, la soja y los cereales integrales. En caso de sufrir una deficiencia de zinc, el sujeto puede experimentar retrasos en el crecimiento, impotencia, pérdida de cabello y anomalías en el olfato.
Beneficios y propiedades del zinc
Al comienzo de los años 70 no se contemplaba la posibilidad de una deficiencia de zinc en nuestro organismo, dado que se encuentra en proporciones suficientes en gran parte de nuestra alimentación. Pero pronto se descubrió, a través de diversos estudios con pacientes de malnutrición, que este fenómeno puede darse como consecuencia directa de una ingesta inapropiada o de una pobre absorción, sea que el cuerpo elimine más zinc de lo normal o que lo requiera en mayores cantidades.
Algunos trastornos relacionados con el bajo nivel de zinc en el cuerpo humano son la anemia, el hipogonadismo, la geofagia, la diabetes, la insuficiencia renal y la cirrosis hepática. Con respecto a sus causantes, un ejemplo común son las diarreas crónicas, que colaboran con la pérdida de zinc; por otro lado se encuentra una enfermedad infantil hereditaria denominada acrodermatitis enteropática, que impide la absorción normal del zinc contenido en los alimentos.
Asimismo, las personas que sudan demasiado y aquellas que consumen más agua de lo recomendable pierden zinc. Esto deja en evidencia que las causas de la deficiencia pueden ser tanto genéticas como externas.
Sus funciones en el organismo
Estas son algunas de las funciones de este elemento mineral en nuestro organismo:
- Mejora el desarrollo de los órganos reproductivos y el funcionamiento de la glándula prostática.
- Ayuda a prevenir el acné, ya que regula la actividad de las glándulas sebáceas.
- Colabora con la síntesis de proteínas y de colágeno.
- Ayuda a combatir el estrés.
- Estimula la cicatrización de las heridas.
- Mejora la respuesta de nuestro sistema inmunológico.
- Protege el hígado.
- Desempeña un papel indispensable en la formación de los huesos.
- Es un componente de la insulina.
- Actúa como un antioxidante natural muy poderoso.
- Ayuda al organismo a absorber la vitamina A.
- Es un factor decisivo en el desarrollo del ser humano, desde su gestación hasta su juventud.
- Colabora con la salud de los sistemas olfativo y gustativo.
- Interviene en la preservación de las funciones oculares.
Por último, es importante señalar que en algunos casos es necesario reforzar la ingesta de zinc, como ocurre durante el embarazo o cuando se atraviesan enfermedades como la desnutrición o la anorexia.