Acné es una enfermedad de la piel ocasionada por la inflamación crónica de las glándulas sebáceas. El término proviene de un vocablo griego que significa “eflorescencia” o “película”.
Las secreciones excesivas de estas glándulas, junto a las células muertas de la piel, ocasionan un bloqueo en el folículo piloso. Debajo del poro tapado, las secreciones de grasa albergan a la bacteria epidérmica Propionibacterium acnes, que infecta al poro y provoca la excreción de pus.
Aparición del acné
El acné suele aparecer en el rostro y en la espalda durante la pubertad, como una respuesta anormal ante la hormona testosterona. Con el transcurso del tiempo, el acné suele disminuir o hasta desaparecer.
Además de la actividad hormonal, el acné es parcialmente hereditario y puede surgir por el estrés, la acumulación de células muertas de la piel, la presencia de bacterias en los poros y la exposición a altos niveles de cloro.
En cambio, hay factores que suelen mencionarse como causantes del acné pero que, de acuerdo a los especialistas, no lo son. Ciertos alimentos, como los fritos o el chocolate, son ricos en grasas y promueven las secreciones sebáceas, por lo que pueden empeorar el acné existente. De todas maneras, diversos estudios científicos afirman que no producirían el surgimiento de la enfermedad.
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Clasificación según el tipo
Existen diversos tipos de acné en base a la apariencia externa que tienen y al momento de su aparición. Así, nos encontramos, por ejemplo, con el llamado acné vulgar, que es el que se produce de manera más común entre los adolescentes y que se caracteriza por la aparición en cuello y cara de fonículos o pústulas.
De la misma forma, también podemos hablar del acné premenstrual que es aquel que, como su propio nombre indica, se manifiesta en el rostro de la mujer durante el período anterior a que le venga la menstruación.
Otro de los tipos más frecuentes es el acné neonatorum, que es aquel que presenta todo recién nacido y que aparece especialmente a lo largo de las 72 horas primeras de vida de aquel. Y tampoco podemos olvidar el acné tropical, que recibe dicho nombre porque aparece en las partes del cuerpo que se consideran más húmedas y cálidas como sería el caso de las nalgas o los muslos, entre otras cosas.
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Tratamiento del acné
El tratamiento más usual contra el acné suele ser la exfoliación de la piel, que puede concretarse a través de un paño abrasivo o mediante algún procedimiento químico con ácido salicílico o ácido glicólico. Otros tratamientos incluyen bactericidas, antibióticos y tratamientos hormonales.
En este sentido tampoco podemos olvidar que existen diversos tratamientos o remedios caseros contra el acné como sería el caso, por ejemplo, de la aplicación diaria sobre los granos de gel de aloe vera o bien de unas gotitas de zumo de limón.
El ajo, el pepino, la avena, la zanahoria o incluso el propio alcohol son otros de los productos que se utilizan para poder llevar a cabo el tratamiento casero de los problemas de acné tal y como establecen los conocidos como “remedios de la abuela”.