El concepto de abono tiene distintos usos, pero en esta ocasión nos interesa quedarnos con su acepción como la sustancia que se utiliza para fertilizar la tierra. El adjetivo orgánico, por su parte, también tiene varios significados: puede tratarse de aquello que dispone de carbono como componente principal.
Un abono orgánico, por lo tanto, es un tipo de fertilizante que se produce a partir de plantas, animales u hongos. Distinto es el caso de los abonos inorgánicos, que derivan de actividades mineras o de combustibles fósiles y requieren de un proceso industrial para su fabricación.
Abono orgánico, medio ambiente y salud
El uso de abonos orgánicos resulta más amistoso con el medio ambiente en comparación con el resto de los abonos. Permiten, por ejemplo, reutilizar los desechos orgánicos, contribuyen a fijar el carbono al terreno, requieren de una menor cantidad de energía para su producción y ayudan a incrementar la capacidad del suelo para la absorción de agua. Como punto negativo, los abonos orgánicos pueden favorecer la aparición de agentes patógenos si no reciben el tratamiento adecuado.
Muchas personas, por otra parte, optan por consumir alimentos cuya obtención no implica el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, debido a que esta clase de alimentos son más saludables.
Algunos ejemplos
El humus que producen las lombrices; el compost que se elabora con restos de alimentos, madera y hojas; y el estiércol (heces de los animales) son algunos de los tipos de abonos orgánicos más populares. Su elección suele depender del cultivo y de las características ambientales de la región.
No obstante, no podemos pasar por alto la existencia de otros muchos abonos de tipo orgánico como son los siguientes:
-Las cenizas que proceden de maderas que no cuenten con ningún tipo de pintura. Se consideran que son una estupenda alternativa a la hora de tratar suelos que tienen la particularidad de tener un PH muy ácido. Y es que aportan a los mismos tanto magnesio como calcio o potasio.
-La turba. Bajo tan singular nombre se encuentra una materia muy esponjosa que se obtiene a partir de la descomposición de vegetales que han contado con poco oxígeno y mucha humedad. Hay que subrayar además que existen dos tipos: la rubia, que posee un PH ácido, y la negra, que se identifica por tener un PH neutro.
-El abono verde, que se obtiene de plantas que han sido sembradas y luego hechas trozos. Es un tipo de abono orgánico estupendo para conseguir que los terrenos muy erosionados o que se han visto perjudicados por el empleo de demasiados productos tóxicos vuelvan a encontrarse en su mejor estado.
-El guano. Es de los abonos orgánicos más singulares que existen y es básicamente el que se obtiene a partir de las defecaciones de murciélagos y de las aves que son marinas. Se considera que es muy rico en fósforo, nitrógeno y potasio.
Eso sin olvidar que existen otros igualmente efectivos pero realmente peculiares como son, por ejemplo, la harina de huesos, los posos de café, la orina humana, las cáscaras de huevo…