La noción de compuesto orgánico alude a una sustancia que contiene carbono. Un compuesto es algo constituido por dos o más elementos; lo orgánico, en tanto, hace referencia a aquello que presenta al carbono como componente y que forma parte de un ser vivo.
Antes de avanzar con estas ideas, es importante detenerse en la definición de carbono. Así se denomina al elemento químico cuyo símbolo es C y su número atómico es 6, de gran despliegue en la naturaleza y una enorme trascendencia biológica.
Los compuestos orgánicos, en definitiva, tienen carbono. Además pueden disponer de nitrógeno, fósforo, oxígeno y otros elementos. Por lo general son producidos de manera natural, aunque hay compuestos orgánicos artificiales que se generan a través de la síntesis química.
De este modo, los compuestos orgánicos (también conocidos como moléculas orgánicas) pueden dividirse en naturales o artificiales. Los compuestos orgánicos naturales reciben el nombre de biomoléculas y son aquellos que sintetizan los seres vivos, como las vitaminas y las proteínas. Los compuestos orgánicos artificiales, en tanto, son fabricados por el ser humano y carecen de existencia en la naturaleza, como los plásticos.
La totalidad de los compuestos orgánicos comparten el hecho de poseer carbono como componente central. Las moléculas de carbono se unen entre sí con gran facilidad en cadenas que pueden adoptar diversas formas y alcanzar diferentes longitudes.
Es importante señalar que, debido a que los átomos de carbono tienen una valencia de 4 y pueden establecer dobles o triples enlaces, están en condiciones de formar compuestos orgánicos de mucha complejidad.
Sin un criterio muy definido, es posible clasificar los compuestos orgánicos en alifáticos, aromáticos, heterocíclicos, organometálicos y polímeros. Los primeros también se conocen como hidrocarburos alifáticos y están formados por hidrógeno y carbono. Si su cadena adquiere forma de anillo entonces se lo denomina acíclico, mientras que de lo contrario debemos hablar de cíclico. Del primer grupo, los más simples son los alcanos; del segundo, en cambio, los cicloalcanos.
Con respecto a los compuestos orgánicos aromáticos, podemos decir que son los que tienen al menos un anillo con enlaces pi (dos lóbulos de un orbital se superponen con dos de otro) que se encuentran deslocalizados a su alrededor. Nótese que los compuestos alifáticos no tienen dicha deslocalización. Su nombre hace referencia a que muchos de ellos exhiben un aroma agradable o dulce, y se les asignó antes de que los científicos entendieran el mecanismo físico que hay detrás de este fenómeno.
Los compuestos orgánicos heterocíclicos, en cambio, son aquellos en los que cada átomo que forma parte del ciclo pertenece a dos elementos diferentes o más. Con respecto a los elementos que lo componen, como mínimo podemos encontrar átomos de carbono acompañados de otro diferente, que suelen ser de azufre, oxígeno o nitrógeno y se conocen como heteroátomos. De acuerdo con el número de insaturaciones por ciclo se pueden clasificar en saturados e insaturados.
Por otra parte, los compuestos organometálicos son los que exhiben enlaces covalentes entre átomos de carbono y átomos metálicos, ya sean sencillos, dobles o triples, con una polaridad variable. Cabe mencionar que los elementos metálicos pueden ser también no metales o metaloides. De todos modos, no importa cuál de estos tres tipos de elementos se incluyan en un compuesto organometálico, siempre tendrán un valor de electronegatividad menor al del carbono.
El último puesto en la clasificación de compuesto orgánico lo ocupa el polímero, una sustancia que incluye macromoléculas de unidades denominadas monómeros unidas por enlaces covalentes. A grandes rasgos se pueden distinguir los sintéticos (polietileno y otros plásticos) de los naturales (las proteínas, el ADN), pero todos ellos cumplen un papel importante en varios aspectos de nuestra vida.
