Se denomina actividad al proceso o la acción que lleva a cabo un sujeto o una institución, por lo general como parte de sus funciones o tareas habituales. Comercial, por su parte, es aquello vinculado al comercio (las operaciones de compra y/o venta de productos y servicios).
La actividad comercial, de este modo, consiste en el intercambio de mercancías o de bienes simbólicos. El dinero es el medio de cambio habitual: una persona adquiere ciertos productos entregando dinero, y a su vez obtiene dinero al ofrecer el fruto de su trabajo.
Ejemplo de actividad comercial
Quien se dedica a la actividad comercial recibe el nombre de comerciante. Supongamos que una persona decide abrir una tienda dedicada a la venta de zapatos.
La actividad comercial principal de este individuo será la comercialización de los productos, los cuales entrega a cambio de dinero. A su vez, esta actividad comercial lo lleva a participar de otros actos de comercio, comprando los zapatos a sus productores o adquiriendo estanterías para lucir sus artículos ante los potenciales compradores.
Las transacciones en la actualidad
Durante mucho tiempo, la actividad comercial se desarrolló en espacios físicos como tiendas o mercados. En la actualidad, sin embargo, el avance de la tecnología permite que muchas personas se dediquen a la actividad comercial a través de Internet. Los productos se ofrecen de manera virtual y el comprador puede pagar a distancia, recibiendo la compra en su domicilio. De este modo, no existe el contacto físico entre el comerciante y el cliente.
Otra particularidad de la actividad comercial actual es que muchas veces se produce un bien en un país X, se lo ofrece a la venta en una nación Z y se lo termina consumiendo en un tercer país. Esto se debe al fenómeno conocido como globalización.
La evolución de la actividad comercial
Esta evolución de la actividad comercial también puede apreciarse en los ámbitos del cine, la televisión y los videojuegos, tres industrias que en la actualidad ofrecen sus productos en formato digital. La comodidad que esto supone para los compradores va mucho más allá del hecho de no tener la necesidad de salir de sus casas para ir hasta una tienda física: durante los viajes de placer o las mudanzas, por ejemplo, la posibilidad de llevar decenas o cientos de películas, series de televisión y juegos que no ocupen absolutamente nada de lugar es algo que hace tan sólo unas décadas habría parecido un sueño.
Por otro lado, resulta muy interesante señalar que hoy en día el público se encuentra mucho más expuesto a las transacciones comerciales que hace unos años: dado que basta con mirar nuestro teléfono móvil para recibir ofertas de productos y servicios que podemos pagar y recibir sin siquiera levantarnos de la cama, evitar el consumismo en esta era es una tarea especialmente difícil.
Algunas claves del éxito
Así como en cualquier ámbito, la actividad comercial no puede llevarla a cabo cualquier persona, es decir, el éxito no está asegurado ya que es necesario invertir tiempo y dedicación en un negocio para que de frutos, algo que no todos están dispuestos a hacer. Además, no debemos olvidar la importancia de la intuición a la hora de idear o mantener un emprendimiento de este tipo: no es fácil encontrar el producto o servicio ideal y dirigirlo de forma efectiva hacia el público que lo demanda.
Esto no quita que existan diversas plataformas diseñadas específicamente para personas sin el talento natural para los negocios, o bien para aquellos que no deseen involucrarse mucho en la apertura y el mantenimiento de una tienda. Tal es el caso de las franquicias, que podrían describirse como «negocios a la carta»; si bien adquirirlas no nos libra absolutamente de esfuerzo y trastornos, nos evita gran parte del trabajo, especialmente la búsqueda de una buena idea, de clientes y de proveedores.