El concepto de administración deriva de administratĭo, un vocablo latino. La noción hace referencia al proceso y el resultado de administrar (gestionar, tratar, ordenar u organizar).
Personal, por su parte, es un término con varios usos. En esta ocasión nos interesa quedarnos con su acepción como el conjunto de los individuos que se desempeñan laboralmente en una misma corporación.
Qué es la administración de personal
La idea de administración de personal, en este marco, alude a la dirección de las relaciones entre una empresa y los trabajadores. Esta administración implica la gestión de los recursos humanos de la entidad.
La administración de personal, de este modo, alude a las acciones que se llevan a cabo para organizar a los trabajadores en la estructura de la empresa y para lograr que puedan rendir a pleno de acuerdo a sus capacidades. El objetivo es aprovechar al máximo la fuerza de trabajo en beneficio de la empresa y teniendo en cuenta las necesidades y los intereses de los trabajadores.
Principales características
Aquello que se entiende como administración de personal puede incluir desde una oficina hasta distintos principios o preceptos, pasando por procesos y acciones. Desde el área de administración de personal pueden asignarse las vacaciones de los trabajadores, decidirse cambios de sector en la organización interna, otorgar premios y aplicar sanciones, por citar algunas posibilidades.
La administración de personal varía de acuerdo a la época y está vinculada con las leyes de cada país. Ninguna decisión de una empresa puede violar la legislación: la administración de personal, por lo tanto, está sujeta a un marco normativo que trasciende a las compañías.
Cambios en la administración de personal
En la actualidad, por ejemplo, el personal no se considera un recurso, como sí ocurría en un pasado no muy remoto, sino que representa el talento humano de una empresa.
Por esta razón, cuando los gerentes de recursos humanos llevan a cabo sus tareas de administración de personal, idean diferentes estrategias para aprovechar dicho talento, para poner las capacidades de cada empleado en funcionamiento donde mejores resultados puedan ofrecer, haciendo la menor inversión monetaria posible.
La selección, el primer paso
Todo comienza con la selección de personal, un concepto mucho más complejo que la mera acción de decidir a quién contratar. En primer lugar, quienes ocupan los altos cargos de una compañía deben mantener una relación estrecha con sus trabajadores, porque son ellos los que mejor conocen las necesidades a nivel de producción: en un gran plantel, donde existe una división en grupos a cargo de líderes, los gerentes de recursos humanos deben conversar con ellos periódicamente para saber si es necesario realizar cambios en la estructura.
Precisamente, uno de los puntos claves de la administración de personal es el bienestar de los empleados, y para ello son necesarias otras cuestiones, como ser la estabilidad y los incentivos. Para conseguir la estabilidad, el proceso de selección debe ser exitoso: contratar a las personas adecuadas, en el momento en el que realmente puedan ofrecer un aporte beneficioso para la corporación, y seguidamente lograr que se sientan a gusto en su trabajo y que rindan al máximo en sus tareas cotidianas.
Para conseguir estos objetivos, la capacitación constante del personal es esencial. Todos los profesionales deberían buscar nuevos objetivos a lo largo de sus carreras, incentivos que los lleven a crecer y desarrollar nuevas habilidades.
Así como los trabajadores independientes deben llevar a cabo una incansable labor de investigación por cuenta propia para no estancarse, en el contexto de una empresa es tarea de los empleadores brindar a sus trabajadores todas las oportunidades posibles para que aprendan nuevas técnicas y amplíen sus horizontes. Los cursos de capacitación son también una oportunidad para que los más experimentados asuman el rol de docente, de manera que todos salgan beneficiados.