El término alcoholímetro se forma a partir de dos componentes: alcohol y ‒́metro. Analizando el significado de ambos, podemos apreciar con claridad a qué alude el concepto.
Un alcohol es un compuesto orgánico que presenta un radical alifático o un derivado de éste vinculado a un grupo hidroxilo. Lo habitual es que la noción refiera específicamente al alcohol etílico, que es el ingrediente esencial de las llamadas bebidas alcohólicas (como el vino, la cerveza o el whisky). El elemento compositivo ‒́metro, en tanto, puede relacionarse con una medida o con un dispositivo que se emplea para realizar una medición.
Qué es un alcoholímetro
Se llama alcoholímetro al aparato que permite calcular el nivel de alcohol presente en un gas o en un líquido. Por lo general, la idea alude específicamente al aparato que se usa para determinar cuánto alcohol hay en el aire que exhala un individuo.
También llamado alcohómetro, el alcoholímetro se utiliza en las llamadas pruebas de alcoholemia. El objetivo de estas evaluaciones es conocer la cantidad de alcohol que aparece en la sangre de una persona. Si esa cantidad resulta excesiva, se entiende que el sujeto se encuentra alcoholizado o que, al menos, no dispone de los mismos reflejos ni de la misma capacidad de reacción que alguien que está sobrio.
El alcoholímetro, de todos modos, no mide realmente el alcohol en la sangre. Lo que hace es analizar el aire exhalado y luego ese dato es extrapolado para estimar la cantidad de alcohol que existe en el organismo.
Distintos tipos de dispositivos
Los alcoholímetros pueden funcionar de distintas maneras. Hay alcoholímetros que disponen de un sensor de infrarrojos y que se sustentan en el hecho de que los gases absorben ciertas longitudes de onda de la radiación electromagnética.
Estos alcoholímetros calculan la concentración de etanol en el aire expulsado según la radiación absorbida. El resultado del cálculo se muestra en una pantalla.
Otros alcoholímetros recurren a células electroquímicas. El etanol, al pasar por el ánodo del instrumento, se oxida y se convierte en ácido acético, mientras que los electrones que se liberan producen una corriente eléctrica que resulta proporcional a la concentración alcohólica.
Es interesante señalar que algunos alcoholímetros combinan ambas técnicas (el sensor de infrarrojos y las células electroquímicas) para ofrecer resultados más precisos.
Los alcoholímetros en los controles de tránsito
Diversas estadísticas muestran la incidencia del consumo de alcohol en los accidentes vehiculares. Si el conductor consumió una bebida alcohólica, se reduce su discernimiento, pierde inhibiciones y registra una distorsión de sus reflejos y de su visión, con lo cual se incrementa el riesgo de siniestro vial.
Por eso, las autoridades suelen realizar controles de alcoholemia en la vía pública. Cuando quien conduce supera el límite de alcohol permitido para conducir, recibe una sanción que puede incluir una multa, el secuestro del vehículo y la quita de la licencia.
Aunque el procedimiento puede variar, en general se le pide al conductor que sople varios segundos en una ranura o boquilla del alcoholímetro. El aire es analizado por el dispositivo, que finalmente exhibe en una pantalla el grado de alcohol que había en el aire que expulsó la persona. En algunos casos, cuando el nivel de alcohol supera lo establecido por la ley, se emite un sonido o se enciende una luz.
Los controles de alcoholemia los realizan policías u otras autoridades, quienes se encargan de detener a los vehículos que circulan por ciertos lugares y de acercar el alcoholímetro al conductor para el desarrollo de la prueba . Estos agentes también están habilitados a actuar cuando el test demuestra que el conductor infringió las normas.