Los alimentos orgánicos son, de acuerdo a la definición teórica, productos aptos para consumo humano que se obtienen mediante procesos, técnicas o sistemas respetuosos con el entorno natural y sin empleo de sustancias sintéticas o químicas.
A estos comestibles, considerados asimismo como biológicos o ecológicos, se los produce en distintos rincones del planeta desde una filosofía o mirada que apunta al cuidado del planeta, la seguridad alimentaria y la preservación de la salud. Así, pues, se aspira a que todo el procedimiento necesario para lograr comidas orgánicas resulte seguro, esté certificado y sea sostenible.
El objetivo es generar alternativas alimenticias desde prácticas equilibradas y positivas que evitan o minimizan el aprovechamiento de recursos no renovables, se orientan hacia el resguardo de la biodiversidad y contemplan cuestiones relacionadas al bienestar animal.
Ventajas de los alimentos orgánicos
Los alimentos orgánicos, aseguran aquellos que fomentan su consumo, poseen múltiples ventajas.
En primer lugar, resultan óptimos porque deben cumplir normas y controles que aseguren su calidad, la trazabilidad y su carácter libre de químicos. Estos productos, tanto de origen animal como vegetal, son nutritivos, más apetitosos y ricos en antioxidantes, minerales y vitaminas.
Para esta clase de cultivos se apuesta por los abonos o fertilizantes naturales, el control biológico de plagas y la rotación de cultivos. El resultado es una variedad de alimentos frescos sin aditivos, sin pesticidas sintéticos y no procesados, es decir, propician una alimentación sana y natural sin trazas de tóxicos.
De la mano de los alimentos orgánicos, asimismo, se estimula el comercio justo, se cuida la salud y se impulsa la sostenibilidad.
Seguridad y certificación
La seguridad y la certificación resultan claves en los alimentos orgánicos. Sin excepción deben estar avalados por un organismo especializado que esté habilitado y sea oficial, así como también tienen que estar correctamente rotulados y con un sello que los acredite como tales.
La certificación orgánica se concede a emprendimientos o compañías que adaptan sus métodos, tácticas, ingredientes, insumos y acciones productivas a parámetros o protocolos reglamentados a escala gubernamental que se encarga de fiscalizar alguna autoridad competente.
En suelo argentino, por ejemplo, se admite como orgánico a todo elemento surgido de un proceso productivo sustentable y transparente que abarca una explotación racional y medida de recursos naturales, prescinde la utilización de organismos modificados a nivel genético y no permite la aplicación de aditivos ni agroquímicos. El objetivo es conservar las propiedades naturales de los comestibles y hacer que desplieguen todo su color, sabor y aroma sin conservantes ni contaminantes afectando la calidad de la mercadería.
Además, la certificación le otorga a los consumidores una garantía respecto a la verificación de cada paso de la cadena de producción, desde la instancia de elaboración hasta las fases de embalaje (con empaques biodegradables, por ejemplo), rotulado (con etiquetado ecológico, preferentemente), transporte, distribución y comercialización.
Ejemplos de alimentos orgánicos
Como ejemplos de alimentos orgánicos es posible mencionar, entre otros alimentos, a las lentejas, una gran fuente de minerales, proteínas y fibra que puede obtenerse gracias a la agricultura sostenible.
Existen en el mercado, de igual modo, las manzanas orgánicas. Se trata de productos que se consiguen tras un periodo de medidas naturales para la prevención de enfermedades y el control de plagas. La tierra para su cultivo, a fin de lograr la certificación, debe haber sido tratada y mantenida con materiales y prácticas autorizadas por los organismos fiscalizadores.
La acelga, la papa, la cebolla, la frutilla, la nuez y hasta el chocolate, si se ajustan a las normativas correspondientes, pueden integrar el listado de productos comercializados como orgánicos, por indicar otras posibilidades.
Controversias
Los alimentos orgánicos se han tornado objetos de análisis, debates y controversias. Así como hay quienes los posicionan como más saludables en comparación a los productos convencionales, otros desconfían de la buena fama conseguida por este tipo de mercadería.
Hay que tener en cuenta que, en general, lo orgánico sale a la venta con precios más caros respecto a lo no orgánico. En ese escenario, desde diversos sectores y numerosos consumidores cuestionan si hacen, o no, la diferencia.
En Francia, temporadas atrás, se llevó a cabo una investigación que determinó que aquellas personas que consumían con frecuencia vegetales, lácteos o comida de origen animal de carácter orgánico representaban un porcentaje menor dentro de la población afectada por alguna clase de cáncer. La conclusión de los expertos no arrojó la certeza de una reducción de enfermedad gracias a una dieta de esencia orgánica sino la posibilidad de que sea factible que una alimentación predominantemente orgánica ayude a reducir el riesgo de desarrollar tumores.
Un profesor perteneciente al equipo de profesionales de la Universidad de Harvard, por su parte, aseguró que a nivel científico, al menos por el momento, no existen pruebas que den cuenta de la superioridad de los alimentos orgánicos frente al resto de los comestibles. Si bien pueden destacarse por no estar contaminados con pesticidas (o reunir una escasa cantidad de restos de agroquímicos), no son más beneficiosos ni concentran más bondades que los demás productos.