La primera definición de antiparras que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia a los anteojos. En el lenguaje coloquial, de este modo, se puede llamar antiparras a las gafas.
Instrumentos ópticos
Las antiparras, las gafas o los anteojos son instrumentos ópticos que constan de dos lentes, uno para cada ojo. Las lentes se encuentran colocadas en un armazón cuyo arco se apoya sobre la nariz y que además tiene dos patillas que se enganchan de las orejas.
Gracias a las antiparras es posible lograr la compensación del astigmatismo, la miopía y otros problemas de la vista. Lo que hacen los lentes es modificar la trayectoria de los rayos de luz y, por lo tanto, la formación de las imágenes en el ojo.
Protección ocular
En Argentina y en Uruguay, indica la RAE, la noción de antiparras refiere específicamente a las gafas que se emplean para la protección de los ojos. De esta manera es posible hablar de las antiparras de soldador o de las antiparras de buceo, por mencionar dos posibilidades.
Tomemos el caso de las antiparras o máscaras de buceo. En este caso, las antiparras impiden que los ojos entren en contacto directo con el agua y así favorecen la visión. Lo habitual es que presenten una estructura de silicona o goma y cristales planos.
También existen las antiparras de seguridad para uso general. Estos elementos protegen los ojos de salpicaduras, chispas y polvo, por ejemplo. Si una persona debe realizar una tarea que podría implicar un riesgo para su vista, o se encuentra en un ambiente potencialmente peligroso, puede usar antiparras de seguridad y minimizar los inconvenientes.
Dado que los ojos son tan delicados, más que la mayoría de las partes de nuestro cuerpo, en el espacio de trabajo debemos cuidarlos especialmente. Esto no se reduce únicamente a las fábricas y los laboratorios químicos, donde los riesgos son evidentes, sino que prácticamente debemos asegurarnos de cuidar nuestros ojos en todo momento, porque las estadísticas demuestran que los accidentes oculares en el trabajo son muy frecuentes.
Antiparras para el trabajo
Cualquier lesión en los ojos es preocupante, pero en especial aquellas que puedan dejar daños irreparables. Las empresas cuyas actividades ponen en riesgo esta parte esencial de nuestro organismo están obligadas a brindar antiparras a sus empleados, así como estos últimos a usarlas. Faltar a tal obligación puede tener consecuencias terribles para ambas partes, tanto de salud como monetarias. Se estima que alrededor del noventa por ciento de los accidentes laborales en los ojos ocurren por no usar este producto.
En el ámbito industrial, el órgano ocular se encuentra especialmente expuesto a diferentes tipos de lesiones, más que en otros. Ya sea por la presencia de sustancias tóxicas que causan daño a los ojos por medio de las potenciales salpicaduras como por la viruta que sale disparada en diferentes procesos de corte, las antiparras son la barrera ideal para permitir el uso de la vista sin ponerla en riesgo.
Además de los trozos pequeños y las gotas de líquidos dañinos, es necesario proteger los ojos de ciertos agentes lumínicos por medio de filtros especiales, tanto para quienes deben trabajar con radiación o fijar la vista en materiales incandescentes. En el caso de los trabajadores que desarrollan sus tareas a la intemperie, también es necesario tener en cuenta los riesgos propios de la exposición a la luz solar, al frío y a las precipitaciones.
Dado que todos los riesgos laborales están adecuadamente recogidos y descritos en las normas oficiales que deben cumplir las empresas, la mejor manera de proteger a los trabajadores es por medio de la capacitación. No basta con ordenarles que usen las antiparras, sino que conviene explicarles detalladamente cuáles son sus beneficios y cuáles los riesgos de faltar a esta indicación.