Anverso es un término de nuestra lengua derivado del francés envers, a su vez procedente del vocablo latino inversus. Este concepto se emplea especialmente con referencia a las medallas, las fichas y las monedas para nombrar a la cara o el lado más relevante por el dibujo que llevan.
El anverso suele ser la faz que exhibe el rostro de una personalidad, un monumento histórico, la representación de un acontecimiento trascendental o alguna alegoría. El lado opuesto se conoce como reverso.
La numismática
En este contexto, es necesario definir el concepto de numismática, ya que se trata del estudio y la práctica de coleccionar papel moneda y monedas de carácter oficial en un país en una determinada época. Si el enfoque se realiza únicamente en el papel moneda, el término más adecuado es notafilia.
Los orígenes de la numismática datan del Imperio romano; sin embargo, hasta el momento se desconoce el punto exacto de la historia en el cual se convirtió en un fenómeno de tipo social, donde por lo general se habla de coleccionismo. Como ciencia, puede decirse que comenzó durante el siglo XIX y que su importancia es incalculable, ya que sus hallazgos sirven para reconstruir una parte esencial de la historia de los pueblos, tanto de los aspectos de su economía como de su política, su religión y su geografía.
Características del anverso
Como ya indicamos, es posible afirmar que el anverso es la cara más importante, mientras que el reverso es la cara menos importante. Por extensión a esta idea, la dualidad entre anverso y reverso aparece en otros ámbitos más allá de la numismática: los papeles, los cuadros y las banderas, por ejemplo, también pueden tener un anverso y un reverso.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE), de hecho, reconoce la acepción del concepto de anverso en el terreno de la imprenta para denominar a la faz donde se imprime la primera página correspondiente a un pliego y al molde con que se realiza dicha impresión.
La acuñación
Aquí entra en juego la disciplina conocida con el nombre de acuñación, que hace referencia a la acción de certificar, imprimir, sellar o acuñar una pieza de metal con el uso de un troquel o cuño. Esto se practica especialmente en medallas y monedas.
El objeto acuñado adquiere un valor específico, de canje o intrínseco, y así cuando tenemos en nuestras manos una moneda de curso legal podemos saber qué nos permite comprar gracias a los datos impresos en su anverso y reverso, aunque ignoremos el valor del material y los procesos usados para su fabricación, ya que no tienen relevancia en un intercambio comercial.
Cabe destacar que el anverso de los billetes y de las monedas suele emplearse para rendir distintos homenajes. Las autoridades de un país, responsables de acuñar la moneda de curso legal, pueden tomar la decisión de incluir imágenes o retratos representativos de ciertos personajes o sucesos de gran importancia a nivel nacional. En Argentina, por citar un caso, el gobierno creó una serie de billetes de cien pesos que, en el anverso, presenta a una mujer con un pañuelo cubriéndole la cabeza, el símbolo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.
Anverso en el lenguaje culto
En el lenguaje culto, el término anverso puede adquirir un significado diferente, alejado de los objetos materiales: sirve para describir la parte más importante de un suceso, una época o un proceso, entre otros espacios de tiempo.
Por ejemplo, al hablar de un descubrimiento científico, podemos decir que tiene como reverso un cierto riesgo de contaminación ambiental, pero que su anverso reside en la apertura de nuevas puertas al conocimiento y de un crecimiento a nivel tecnológico sin precedentes hasta el momento.