Establecer el origen etimológico del término apnea nos lleva a trasladarnos hasta el griego pues de dicha lengua procede el mismo. Este está conformado por la suma de dos partes perfectamente delimitadas: el prefijo –a que es equivalente a “negación” y el verbo pnein que puede traducirse como “respirar”.
Se denomina apnea a una enfermedad del aparato respiratorio cuyo síntoma es la interrupción de la respiración por, al menos, diez segundos. Según sus características, esta dificultad puede dividirse en tres tipos: obstructiva (determinada por un esfuerzo respiratorio generado por la ausencia de la respiración), central (producida tanto por la falta de esfuerzo como de la señal respiratoria) y mixta (generada a partir de la combinación de la apnea central con la obstructiva).
La apnea obstructiva del sueño
Este síndrome también ha sido definido como apnea obstructiva del sueño, debido a que se manifiesta mientras la persona que lo padece se encuentra durmiendo. Por ese motivo, es común que aquellos que sufren este mal se vean impedidos de poder descansar de forma correcta ya que, ante la falta de oxígeno, el cerebro se ve obligado a interrumpir el sueño con el fin de recuperar el ritmo respiratorio. Cefaleas matutinas, hipertensión pulmonar y problemas cardíacos son algunas de las dolencias originadas a partir de una apnea.
Una somnolencia excesiva, la fatiga crónica, diversos trastornos respiratorios o trastornos de tipo psicológico, como la depresión nerviosa o la ansiedad, son algunos de los principales síntomas que indican que una persona se encuentra sufriendo este cuadro clínico que también es conocido como síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño.
No obstante, tampoco hay que olvidar que también existen síntomas de tipo cardiovascular que pueden avisar de que alguien está sufriendo está citada patología. En concreto, entre los mismos se encuentran las anginas de pecho, la hipertensión arterial, el infarto cerebral o el infarto de miocardio.
Tratamientos posibles
Entre los tratamientos de la apnea, se encuentran la provisión continua de aire a presión (inyecta aire que elimina el bloqueo, a través de un compresor, una manguera y una máscara), los dispositivos de avance mandibular (funcionan si el origen de la obstrucción es la base de la lengua) y las cirugías (un otorrinolaringólogo debe considerar si la intervención quirúrgica es recomendada o no).
Y todo ello sin olvidar tampoco que cuando un paciente enfermo de apnea se somete a un tratamiento también es necesario que cumpla una serie de reglas básicas para conseguir que aquel citado tratamiento surta el efecto esperado. Entre las normas más importantes están el llevar a rajatabla una dieta muy sana y equilibrada para, de esta manera, poder perder peso.
Además de todo ello también se requiere el dejar de fumar en el que caso de que la persona que tiene apnea tenga este vicio y finalmente el eliminar también la ingesta de alcohol así como de medicamentos como sedantes que se utilicen para relajar lo que es el sistema nervioso.
La apnea como deporte acuático
Por otra parte, el término apnea también ha sido utilizado para dar nombre a un deporte que se caracteriza por bucear en la profundidad del mar a pulmón puro, es decir, sin equipos tradicionales tales como el snorquel.
Dadas sus particularidades, esta disciplina requiere un gran poder de relajación mental, buena alimentación, hidratación óptima, el desarrollo de los reflejos mamíferos en humanos y el entrenamiento en ambientes de anoxia.