Podemos encontrar la noción de asa en diferentes contextos. El diccionario de la Real Academia Española (RAE), de hecho, reconoce varias acepciones: asa incluso puede aparecer como un sustantivo, como una conjugación verbal o como un sufijo.
En su uso más habitual, el término procede del vocablo latino ansa y alude a la parte saliente de una bandeja, una taza u otro elemento similar. Las asas permiten agarrar y manipular el objeto en cuestión.
Utilidad de un asa
En distintos tipos de productos, el asa es indispensable. Se trata de aquello que sirve para aprehender y sostener la pieza de manera segura y cómoda.
Habitualmente el asa tiene un diseño curvo o a modo de anillo. Gracias a contar con esta forma, presenta un hueco por donde se pueden introducir uno o más dedos o, en algunos casos, la mano completa.
Las características de las asas, de todos modos, varían según el producto. En una taza, suelen estar hechas del mismo material que el resto del artículo, aunque pueden exhibir otro color. Cuando una persona bebe algo caliente (como café o té), el cuerpo de la taza también se calienta, pero el asa no.
En una bandeja, en cambio, muchas veces el asa se fabrica con otro material. Una bandeja de madera puede tener asas de metal, por mencionar una posibilidad.
Un instrumento de laboratorio
Se llama asa, por otro lado, a un instrumento de laboratorio compuesto por una base y un filamento finalizado en anillo. Esta herramienta se utiliza para realizar un frotis o para el traslado de un inóculo de un medio a otro.
Cabe resaltar que se llama inóculo a una cantidad pequeña de una sustancia que se emplea para inocular. Según el diámetro del anillo del asa, se puede transportar más o menos inóculo.
Asa en la biología y en la anatomía
La idea de asa también se usa para nombrar a diversas partes del cuerpo con apariencia curva. Incluso se suele llamar asa a la oreja: el órgano externo que posibilita la audición.
Un ejemplo de esta utilización del concepto lo hallamos en el asa de Henle. Este tubo que se asemeja a una letra U se ubica en el riñón, formando parte de la nefrona. Debe su denominación al anatomista y médico alemán Friedrich Gustav Jakob Henle (1809–1885), quien descubrió la estructura.
Un jugo vegetal
La RAE indica que asa también puede hacer mención a un fluido que producen algunas plantas umbelíferas. Este tipo de vegetales se caracterizan por contar con flores en umbela y frutos formados por dos aquenios.
Cuando se habla de asa dulce o asa olorosa, se señala a una gomorresina (un jugo que, al estar en contacto con el aire, se solidifica). Asa fétida, por otro lado, es una umbelífera que puede medir cerca de dos metros y cuya gomorresina es conocida por su aroma desagradable y su mal sabor.
Asa como sufijo y como verbo
En el terreno de la bioquímica, el sufijo -asa se utiliza para la formación de los nombres de las enzimas (proteínas que catalizan ciertas reacciones bioquímicas). La esterasa, la helicasa y la proteasa son algunas de ellas.
Asa, por último, es una conjugación del verbo asar: la acción que consiste en apelar al fuego directo para que un alimento se vuelva comestible: “Mientras Juan asa la carne, nosotros podemos ir preparando las ensaladas”.