El autodescubrimiento es el proceso que lleva a cabo un sujeto para conocerse a sí mismo. Se trata de aquello que un individuo realiza para modificar su percepción y construir una imagen realista de su propia persona.
Puede decirse que el autodescubrimiento apunta a incrementar el autoconocimiento. Es fruto de un trabajo de introspección y de reflexión personal que se da en el marco de una búsqueda de identidad y que también tiene en cuenta la incidencia del entorno.
Características del autodescubrimiento
Muchas veces se vincula al autodescubrimiento a un viaje interior. Es habitual que el ser humano, en la vorágine cotidiana y mientras intenta resolver sus necesidades materiales básicas, pierda de vista cuáles son sus intereses y objetivos. Con el autodescubrimiento, recupera su autenticidad al tener mayor conciencia de sí mismo.
En ese «viaje» de iluminación personal se logra claridad mental para el descubrimiento de pasiones, la exploración de creencias, la búsqueda de propósitos vitales y la definición de metas. Hay una autoindagación que debe realizarse con determinación y honestidad con uno mismo.
Cabe destacar que el autodescubrimiento requiere dejar de lado los sesgos para aplicar una mirada realista. Los problemas de autoestima producen una distorsión y atentan contra al verdadero conocimiento interior.
Cuestiones a considerar
En los procesos de autodescubrimiento se deben tener en cuenta varias cuestiones. Por un lado, es imprescindible admitir que es imposible conocerse por completo: más allá de la importancia de tratar de evitarlos, siempre hay sesgos y limitaciones.
Por otra parte se debe considerar que todas las personas están inmersas en un ámbito determinado. El ser humano es un ser social y en la percepción propia incluyen sus interacciones con los demás.
Asimismo, si bien la autoconciencia requiere de una actitud contemplativa, también es importante el aprendizaje experiencial. Para conocerse hay que accionar y experimentar: esas experiencias vitales ayudan a la comprensión de uno mismo.
Cómo lograr el autodescubrimiento
El autodescubrimiento, como ya indicamos, nunca es absoluto. Por eso no es un proceso que tenga final.
Se suele recomendar que el viaje interior incluya reflexiones cotidianas o al menos regulares. Es importante que la persona examine sus sensaciones y emociones con frecuencia para el reconocimiento de patrones. Esa indagación debe incluir una autoevaluación para un mejor conocimiento de fortalezas y debilidades. Estos procedimientos pueden incluir técnicas de mindfulness (atención o conciencia plena) y meditación, por ejemplo.
Por iniciativa personal además es posible aprender sobre uno mismo a través de la lectura y el estudio. Libros de filosofía, psicología y autoayuda pueden brindar contenidos de utilidad.
Cuando la autoorientación no es suficiente, se puede solicitar ayuda. Desde la psicología y el coaching se pueden aportar instrumentos que contribuyan a una comprensión profunda y al empoderamiento personal.
Las preguntas
Hay preguntas existenciales que funcionan como disparadores para avanzar hacia el autodescubrimiento. Por supuesto, no son interrogantes que puedan responderse con facilidad; algunos ni siquiera tienen respuesta. Pero sirven para el descubrimiento de intereses y la revelación de valores.
Veamos algunas de las preguntas más habituales:
- ¿Quién soy?
- ¿Qué deseo hacer?
- ¿Cuáles son las cosas que me dan felicidad?
- ¿Cuáles son las cosas que me provocan infelicidad?
- ¿Por qué actuó de este modo?
- ¿Qué siento sobre mi pasado?
- ¿Qué espero del futuro?
Reflexionar acerca de estas cuestiones implica una autoexploración cuyos descubrimientos aportan al crecimiento personal. Se necesita madurez emocional para la aceptación de sí mismo.
Importancia del autodescubrimiento
El autodescubrimiento es importante por múltiples razones. La sabiduría interna, por ejemplo, hace posible la comprensión emocional. Aquel que entiende el origen de sus emociones tiene más recursos para gestionarlas.
Con mayor autoconocimiento se optimiza la resiliencia. Trabajar en la aceptación del cambio resulta más sencillo si se tienen en claro las motivaciones que subyacen a las acciones y los objetivos que se pretenden alcanzar. De igual modo, la autoaceptación es indispensable para impulsar una transformación personal.
En un sentido amplio, el autodescubrimiento posibilita, con los límites lógicos, la construcción de la propia realidad. Dicho camino es clave para la búsqueda de felicidad.
Los obstáculos
Diversos obstáculos pueden irrumpir en el proceso de autoconocimiento. Ya aludimos al sesgo que puede distorsionar la mirada.
El autoengaño es otra traba. A través de diversos mecanismos psicológicos, las personas pueden engañarse a sí mismas en un intento de enfrentar situaciones dolorosas. Eso atenta contra el conocimiento real.
La falta de voluntad también impide el autodescubrimiento. Se necesita un esfuerzo intelectual y desarrollo del carácter para asumir el desafío de conocerse a uno mismo: la apatía y la indecisión no aportan a dicha meta.
Por supuesto, hay patologías físicas y emocionales que imposibilitan el autodescubrimiento. Las adicciones, por mencionar un caso, determinan la conducta.
Dependiendo del tipo de obstáculo, el individuo podrá hallar soluciones con autonomía o no. Determinadas circunstancias exigen la intervención de profesionales que, con sus conocimientos especializados y sus técnicas, ayuden a desbloquear la situación y aporten a la libertad personal del sujeto.