Un bumerán es un tipo de arma con forma curva que, cuando se lanza con precisión, vuelve a manos de la persona que la arrojó. Aunque su acentuación puede resultar extraña en algunos países, la correcta escritura y adaptación del término inglés boomerang a nuestra lengua es bumerán, con acento en la A. El origen más lejano del concepto se encuentra en las lenguas aborígenes australianas.
El bumerán, o búmeran como suele pronunciarse en muchas regiones, consigue su sorprendente característica de regresar a su origen gracias a su diseño y a la manera de lanzamiento. Lo habitual es que el bumerán mida menos de medio metro, tenga una curva ligera en su parte media y esté confeccionado con aluminio, madera o plástico.
Características del bumerán
Por lo general, el bumerán es arrojado con la intención de conmocionar a la víctima y dejarla aturdida. Esta arma solía emplearse en tareas de caza o incluso en medio de batallas.
Además de todo lo expuesto, podríamos señalar otras importantes señas de identidad acerca del bumerán. Entre ellas destacarían las siguientes:
- No suele superar los 50 centímetros de longitud.
- Sus bordes pueden estar afilados, pueden ser curvos e incluso pueden tener forma de aspa.
- Debe ofrecer una perfecta combinación entre resistencia y ligereza
Más allá de lo mencionado, el concepto de bumerán suele abarcar también a algunos palos curvos que, al ser lanzados, no vuelven al lugar de origen. También hay bumeranes de formas muy variadas: los más tradicionales se asemejan a una V, aunque es posible encontrar bumeranes con muchas palas (como si fuesen estrellas), con aspecto de W y otros.
Actualmente se le está dando, además de en recónditos lugares donde se sigue la tradición de usarlo con fines de cacería, un importante papel deportivo al bumerán. De ahí que existan competiciones acrobáticas, otras donde se valora la precisión en el regreso de aquel, la rapidez que presenta, la distancia que es capaz de recorrer o el tiempo que tarda en regresar.
Cómo lanzarlo
En primer lugar, se debe agarrar el bumerán de manera que su cara plana quede por fuera. Independientemente del número de dedos con el que se desee sostener (una de las posiciones más normales es similar a la usada para sostener un arma de fuego, dejando los dedos índice y mayor por un lado y el pulgar por el otro), el secreto consiste en impulsarlo hacia adelante con la fuerza necesaria, aprovechando la dirección del viento, y darle la rotación necesaria para que regrese.
Cabe mencionar que la rotación inicial es uno de los requisitos básicos para un buen lanzamiento, y también una de las cosas más difíciles de lograr. Con respecto al ángulo del brazo, el bumerán debe sostenerse con su parte convexa bien cerca de la cara del tirador, y con su extremo superior a unos centímetros por encima de su cabeza.
Para obtener los mejores resultados, se debe prestar especial atención al viento, el cual debe ser suave y constante si no se tiene mucha experiencia. Cuando su velocidad supera los 10 km/h, sólo los tiradores más entrenados son capaces de realizar lanzamientos exitosos de manera consistente, y suelen utilizar bumeranes con características especiales para hacer frente a las condiciones del tiempo.
El ángulo con el cual se suele lanzar el bumerán con respecto a la dirección del viento (el cual debe soplar hacia el tirador) se encuentra entre los 45 y 90 grados, hacia la derecha para los diestros y la izquierda para los zurdos. Cuanto más fuerte es el viento, más alto debe ser el ángulo horizontal y más vertical se vuelve el tiro.
Es importante resaltar que el lanzamiento de un bumerán nunca debe hacerse con el arma en posición horizontal. Sin embargo, con respecto a la trayectoria, el ángulo de tiro puede ser tan bajo como 10 grados si se utilizan ciertos bumeranes específicos, como ser el Frog. Cuando se lanza un bumerán partiendo de una posición similar a la de un frisbee, las consecuencias pueden ser terribles, tanto para el tirador como para el resto de las personas presentes, ya que su trayectoria es impredecible y su impacto final puede ser muy fuerte.
Efecto bumerán
No hay que pasar por alto tampoco que es habitual que se hable de efecto bumerán. Este es una noción que se emplea para dejar patente que toda causa tiene su efecto y que todo efecto tiene una causa.
En ese sentido, significa que una acción determinada genera un resultado que acaba volviéndose en contra de quien la llevó a cabo.
Muchos son los ámbitos y sectores de nuestra vida que utilizan ese concepto y entre aquellos estaría, por ejemplo, el empresarial. De ahí que los especialistas en coaching que se encargan de «entrenar» a todo tipo de profesionales intentan decirles con el citado efecto, entre otras cosas, que deben apostar siempre por acometer acciones positivas y siempre con un halo de optimismo ya que esa es la manera de que luego den como resultado beneficios con esas mismas características.