La caducidad es la expiración, la cesación o el vencimiento de algo. Cuando un elemento caduca, deja de existir o pierde su integridad.
Por ejemplo: “¡No comas ese postre! Ya pasó un mes desde su fecha de caducidad”, “La próxima semana se producirá la caducidad del contrato y entonces tendré que mudarme”, “Los expertos afirman que la caducidad de este tipo de máquinas se producirá en el corto plazo”.
Qué es la caducidad
La caducidad está vinculada al verbo caducar, que alude a echarse a perder o desaparecer por el paso del tiempo. Aquello que caduca sufre la pérdida de sus cualidades o su condición.
Es habitual que la idea de caducidad se emplee respecto al límite establecido por las autoridades para consumir o utilizar un producto. Esta fecha debe mencionarse en el envase en cuestión para que la gente sepa hasta cuándo puede hacer uso del contenido. Los medicamentos y los productos alimenticios, entre muchos otros artículos, presentan fecha de caducidad.
Si compramos una caja de hamburguesas cuya fecha de caducidad es el 5 de agosto de 2027, por citar un caso, el alimento será apto para el consumo hasta ese día. Pasada la fecha de caducidad, las hamburguesas en cuestión pueden estar podridas.
Más allá de las fechas
Si bien ciertos productos nunca deberían consumirse después de su fecha de caducidad, como los lácteos y la carne, es sabido que este límite se indica para minimizar el riesgo de intoxicación y que no define con absoluta precisión el momento en el cual los alimentos se pondrán en mal estado.
Por esta razón, son muchas las personas que comen ciertos productos varios días después de su vencimiento, y no se muestran preocupadas en absoluto. En el caso del pan industrial, por ejemplo, es fácil saber si se ha puesto feo ya que en tal caso suele presentar hongos de color verdoso; una práctica para mejorar su sabor justo antes de que esto suceda consiste en hornearlo unos pocos minutos, con lo cual se vuelve crocante y se elimina el exceso de humedad que haya podido acumular.
Las cadenas de restauración y los supermercados acostumbran deshacerse de sus productos una vez que han alcanzado la fecha de caducidad, y es entonces cuando las personas de bajos recursos se acercan a sus puertas para recoger los alimentos que, en su opinión, todavía pueden consumirse sin riesgo alguno.
Otros usos del término caducidad
En el ámbito del derecho, la caducidad alude a la extinción de una acción por el paso del tiempo. Se trata de un plazo establecido por ley para ejercer una facultad: “Aún no se ha producido la caducidad de las instrucciones penales”, “El plazo de caducidad para apelar es bastante amplio”, “Estos derechos no tienen caducidad”.
Este concepto también se aplica en las tarjetas de crédito y débito, servicios que deben ser renovados cada cierta cantidad de años. La fecha de caducidad de una tarjeta es uno de sus datos más importantes, tanto que en cualquier transacción comercial debe indicarse para que el vendedor verifique su validez antes de confirmar el proceso. Dado que la renovación de una tarjeta de crédito consiste en la concesión de nuevos números además de la tarjeta en sí, de nada sirve intentar usar una vencida para realizar una compra.
En el ámbito de la informática, la caducidad también es importante, especialmente en las sesiones que establece el usuario con un ordenador cuando ingresa sus datos personales. Por ejemplo, cuando nos identificamos en nuestra plataforma de correo electrónico se abre una sesión que nos da derecho a utilizar ciertos servicios, pero la misma debe caducar en algún momento para evitar que cualquier persona acceda a nuestra casilla si olvidamos desconectarnos.