El término cardias procede de kardía, un vocablo griego que puede traducirse como “estómago”. El concepto se emplea para nombrar a la abertura que, en los animales vertebrados terrestres, permite establecer una comunicación entre el esófago y el estómago.
El cardias, que puede denominarse unión gastroesofágica, se encuentra en el sector donde se unen el epitelio escamoso estratificado del esófago con el epitelio cilíndrico que forma parte del tracto digestivo. Por lo general se considera que el cardias pertenece al estómago, aunque dicha cuestión suele ser debatida por los especialistas. La noción también se superpone con otras estructuras, una particularidad que puede dar lugar a confusiones.
El funcionamiento del cardias, que se desarrolla de manera inconsciente, impide el reflujo de la comida que ingiere una persona. Por eso los trastornos del cardias pueden generar reflujo gástrico. Cuando se produce un cáncer en el cardias, por ejemplo, el sujeto no puede ingerir alimentos sólidos.
Características del cardias
El cardias presenta fibras de músculo liso, que también componen el esfínter esofágico inferior. La relajación coordinada de estas fibras permite la deglución, mientras que la contracción evita el mencionado reflujo. Si el cardias no se cierra del modo adecuado y permite el reflujo, suele hablarse de cardias incompetente.
El cardias incompetente no permite el cierre adecuado del esfínter esofágico inferior, y para contrarrestar este trastorno existen diversos consejos. Por un lado es necesario mejorar la conducta alimentaria, respetando los horarios, evitando que las comidas sean demasiado espaciadas y reduciendo las raciones, además de controlando el nivel de grasa que ingerimos.
Existen ciertos alimentos que pueden acentuar la disminución del tono del esfínter, entre los que se encuentran el café y el chocolate, dos favoritos de millones de personas y muy difíciles de dejar, en especial en épocas de bajas temperatura o de estrés. Bajar de peso también puede repercutir positivamente en la lucha contra el cardias incompetente, ya que la presión intraabdominal disminuye y esto facilita el cierre del esfínter.
Trastornos y tratamientos
Uno de los fármacos más usados en estos casos es el omeprazol, un inhibidor de la bomba de protones que sirve para disminuir la secreción ácida del estómago, precisamente la que más daños puede generar cuando se produce el reflujo al esófago. Para los pacientes jóvenes, dado que el cardias incompetente puede repercutir de forma negativa en su calidad de vida, se suelen aplicar tratamientos antirreflujo quirúrgicos o endoscópicos.
Si una enfermedad exige la extirpación del cardias, se lleva a cabo una intervención quirúrgica que se enmarca en el conjunto de las gastrectomías: las operaciones que implican remover, ya sea total o parcialmente, alguna estructura del estómago. Cabe destacar que el cardias puede ser reemplazado por un órgano artificial.
Una de las enfermedades asociadas con el cardias es la acalasia, que se define como la imposibilidad de relajar las fibras del aparato gastrointestinal a lo largo de toda la estructura. Se habla de acalasia esofágica cuando el esfínter gastroesofágico es incapaz de relajarse durante la deglución a causa de que las células ganglionares de la pared se hayan degenerado. Además, la actividad peristáltica (los movimientos de contracción y relajación normales) del esófago torácico también disminuye y se dilata hasta producir lo que se conoce como megaesófago.
Entre los síntomas más evidentes de la acalasia se encuentran los siguientes: dolor intermitente en la zona retroesternal, que poco a poco se vuelve más frecuente; atascamiento del alimento una vez tragado; regurgitación, pérdida anómala de peso y dolor en el tórax que pueden dar la idea de un cáncer de esófago; reflujos constantes que pueden dar lugar a un cuadro de deshidratación. En parte, estos problemas derivan de la presión que sufren el cardias y el esófago.