La etimología de collar nos lleva al vocablo latino collāre, a su vez derivado de collum (que se traduce como “cuello”). Un collar es una ornamentación que se coloca en el cuello.
Accesorio para el cuello
Se trata de un accesorio que rodea el cuello y que, según su tamaño o extensión, puede usarse algo ajustado en la zona de la garganta o llegar hasta el pecho. En ocasiones se asemeja a una cadena, aunque hay collares que incluyen diversos adornos (como mostacillas o cuentas, una cruz, un colgante, etc.).
Los collares pueden acarrear un simbolismo. Muchas veces, sobre todo cuando se complementan con una medalla, permiten distinguir o destacar al usuario: aquel que lleva el collar tiene un mérito especial que le permitió acceder al mismo. Sin embargo, lo habitual es que el collar sea simplemente un complemento del vestuario o un ornamento.
En la actualidad, los collares suelen ser utilizados por mujeres. De todos modos, también existen los collares para hombres y los collares unisex. Las diferencias suelen estar centradas en el diseño y los materiales, aunque con el avance de la cultura la línea que divide los sexos se diluye cada vez más y nos vamos acercando a una era en la que cada individuo vista y se comporte como realmente necesite.
Historia
Los orígenes del collar son prehistóricos. De hecho, este complemento es mucho más antiguo que otros más comunes, como ser el brazalete y el anillo. Existen ejemplares de la época paleolítica que datan de más de cien mil años. En tiempos remotos, se confeccionaban con huesos, piedras, conchas o dientes. Con el paso de los años, se comenzaron a incluir piezas de metales como el cobre o el oro.
Así como en la actualidad, en sus orígenes el collar también se asociaba con la imagen de la mujer, aunque existen sobrados ejemplos de civilizaciones en las cuales los hombres también lucían este complemento, como ser algunos pueblos indígenas, Egipto y Roma. A partir del siglo XV, en el continente europeo los hombres dejaron de usar collar a menos que se tratara de un objeto honorífico.
En las civilizaciones antiguas, en especial en Roma, había tres tipos bien definidos de collar: collare, torques y monile. El primero se usaba para reconocer a los esclavos que, luego de un intento de fuga, hubieran sido capturados nuevamente. Los torques eran premios al valor que recibían los soldados beneméritos, a quienes también se distinguía con la denominación milites torquati. Por lo general se fabricaban en oro, aunque también se usaba plata. De acuerdo con una carta escrita por el emperador Publio Licinio Valeriano, su peso era de una libra de oro.
Los monile, por último, eran exclusivos de las mujeres y se usaba en Egipto. De hecho los encontramos en la mayoría de sus estatuas, incluso en las de hombres y dioses. Se estima que los egipcios disfrutaban de esta ornamentación, que incluía bayas, frutos y plumas. Los bárbaros y los etruscos también usaban collares similares, aunque sus materiales eran las piedras preciosas y las perlas.
Collares para animales
Cabe destacar que hay otros usos del concepto de collar. Se llama collar al aro que se ajusta el cuello de un perro o un gato para sujetarlo e impedir que se pierda o escape. Un collar isabelino, en tanto, es una protección que se coloca en el cuello de la mascota para evitar que se lama una herida o se quite un vendaje.
En las aves, el collar es la franja de plumas que algunas especies presentan en el cuello. Dichas plumas son de un color diferente a las del resto del cuerpo.