Para conocer a fondo el término que ahora nos ocupa es necesario proceder a descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que se trata de una palabra que deriva del latín, exactamente es fruto de la suma de varios componentes de dicha lengua:
-El prefijo «con-«, que puede traducirse como «junto».
-El adjetivo «sacro«, que es sinónimo de «sagrado».
-La terminación «-are», que se usa para indicar el infinitivo de un verbo.
-El sufijo «-cion», que emplea para establecer «acción y efecto».
Se denomina consagración al acto y la consecuencia de consagrar. Este verbo, por su parte, refiere a hacer que algo o alguien se vuelva sagrado o que alcance una posición de privilegio por sus logros.
Por ejemplo: «Este oratorio tuvo su consagración a mediados del siglo XVI», «La primera consagración de Argentina en la Copa David llegó en 2016», «Su consagración se produjo en 1984, cuando debutó en el cine de la mano del famoso director francés».
La idea de consagración suele emplearse en el ámbito de la religión. Así se llama a la acción que convierte un elemento común en algo destinado al culto divino. Un objeto, de este modo, se vuelve sagrado a través de una ceremonia o de una oración.
La consagración también es lo que hace un sacerdote católico cuando, en el marco de una misa, convierte el vino y el pan en la sangre y el cuerpo de Jesús. Con la consagración, por lo tanto, el cura logra la transustanciación.
Otro uso religioso de consagración se vincula al sacramento del orden sagrado. Cuando un hombre es consagrado, se transforma en sacerdote y pasa a integrarse a la jerarquía de la Iglesia católica. Cabe destacar que las mujeres no pueden ser consagradas.
De la misma manera, hay que establecer que dentro del ámbito artístico se ha utilizado en muchas ocasiones el término que ahora nos ocupa. Buena muestra de eso es el ballet «La consagración de la primavera», que se trata de una obra del famoso compositor ruso Ígor Stravinski.
Data del año 1913 y fue estrenado en el Teatro de los Campos Elíseos de París el 29 de mayo del citado año. Lo hizo de la mano de la Compañía Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev, con la escenografía de Nicholas Roerich y con la coreografía de Vaslav Nijinsky.
Este ballet viene a contar la historia de una joven rusa que, al comienzo de la primavera, es secuestrada y se convierte en víctima de un sacrificio pagano. Básicamente se ve en la obligación de tener que bailar hasta su muerte para poder conseguir que los dioses sean benevolentes con ella al comienzo de la siguiente estación.
Consagración, por último, puede referirse a dedicar la vida a una determinada causa o ideal. Puede decirse, en este marco, que un médico consagró su existencia al estudio de una enfermedad con el objetivo de hallar una cura, o que alguien decidió la consagración de su vida a la búsqueda de justicia después de sufrir el asesinato de sus padres.