Crioterapia es la denominación que recibe la terapia que se basa en el uso de temperaturas bajas para el desarrollo de un tratamiento. La técnica consiste en aplicar frío sobre el cuerpo para lograr un determinado efecto.
La crioterapia es vasoconstrictora, incrementa la tensión arterial y tiene efectos antiinflamatorios, anestésicos y analgésicos. Por eso su utilización suele ser indicada por los médicos ante ciertos trastornos.
Las inflamaciones vasculares y los esguinces, por ejemplo, pueden tratarse con crioterapia. También la fiebre, los golpes de calor y las insolaciones. Para la aplicación del frío, se pueden utilizar bolsas de hielo, cremas o geles que generen el enfriamiento en la zona.
Se llama criocirugía a la crioterapia que se usa para la destrucción de tejidos enfermos o anormales. En este caso, la técnica suele emplearse para el tratamiento de problemas cutáneos, ya sean malignos o benignos. Mediante el nitrógeno líquido, es posible eliminar melanomas, lunares y verrugas. En algunos casos, se usa argón, dióxido de carbono y otros gases.
Por medio de la crioterapia, los especialistas consiguen generar un gran número de reacciones químicas en el interior del organismo de los pacientes que promueven la alimentación de las células, del mismo modo que mejoran y aumentan la circulación de la sangre. Entre los beneficios de este tipo de terapia se encuentran los siguientes:
* hace que trabaje el músculo cardíaco y que aumenten sus volúmenes, especialmente el de llenado diastólico (la diástole es el movimiento mediante el cual las arterias y el corazón se relajan y se expanden; tiene lugar cuando se pasa por ellas la sangre purificada). Un volumen que no se incrementa a causa de la crioterapia es la frecuencia cardíaca;
* promueve los efectos de la insulina, lo cual mejora los niveles en sangre de azúcar simple. Por otro lado, también incrementa la secreción de enzimas pancreáticas y las hepáticas, como ser la insulina y las transaminasas, respectivamente;
* favorece la circulación y la digestión de las sustancias gástricas, y también la evacuación del intestino grueso. Asimismo, ayuda a mantener en forma los músculos de los intestinos;
* mejora la absorción de sustancias alimenticias y de vitaminas tipo B, dos fenómenos que tienen lugar en el intestino delgado;
* promueve mejoras en el tránsito y la circulación de las sustancias del sistema porta, gracias a lo cual el cuerpo es capaz de eliminar las toxinas que se acumulan en los tejidos blandos con mayor facilidad. El organismo tiene varios sistemas porta, y se trata de aquellos compuestos por un conducto, generalmente de transporte o irrigación, que se ramifica hasta que vuelve a unificarse.
Entre las muchas aplicaciones de la crioterapia, ya que se indica para diversos tratamientos, destaca su uso en el mundo del deporte. Esto se debe a que permite complementar la medicina deportiva para curar lesiones de diferentes tipos, como ser sobrecargas musculares, tendinosis, microrroturas fibrilares y tendinitis, entre otras.
Además, el rendimiento de los deportistas puede aumentar como resultado de las mejoras que la crioterapia provoca en la circulación sanguínea y el músculo cardíaco, además de la eliminación de sustancias tóxicas. Luego de una sesión de ejercicio muy intensa, también puede servir para relajar los músculos y recuperarse de tirones o golpes.
Más allá de los beneficios que aporta la crioterapia, también existen contraindicaciones y posibles efectos adversos. Las complicaciones pueden ir desde urticaria y alergia hasta modificaciones de la tensión arterial o incluso el desarrollo de una cardiopatía.
Mientras que la crioterapia consiste en la aplicación de frío, la termoterapia se basa en el uso del calor para el tratamiento de lesiones y enfermedades. El calor se puede aplicar por convección, conducción o radiación, tanto a nivel superficial como en tejidos ubicados a un nivel profundo.