La criptografía es la técnica o disciplina que permite escribir apelando a un código oculto. De esta forma, quien no conoce la clave para descifrar el mensaje no puede acceder a su contenido.
A través de la criptografía, se modifica el código lingüístico habitual recurriendo a un cifrado o a una codificación diferente. Esto hace que la comunicación se vuelva ininteligible para quien carece del conocimiento necesario para interpretarla.
Lo que busca la criptografía, de este modo, es garantizar la confidencialidad del mensaje. Muchas veces se recurre a la matemática para lograr el encriptado, una posibilidad que se expandió gracias a la informática.
Los orígenes de la criptografía se asocian al ámbito militar. Ya en la Antigüedad, los ejércitos usaban la criptografía para que sus mensajes no fueran accesibles a sus enemigos. El sistema conocido como escítala, consistente en dos varas con un papiro que se enrollaba y se desenrollaba, fue uno de los primeros métodos.
La escítala la usaban para mandar mensajes secretos los éforos espartanos, los magistrados de la antigua Esparta. Las dos varas debían tener el mismo grosor en cada escítala, aunque de una a otra podía variar según se necesitase. El papiro, por otra parte, también podía ser reemplazado por una tira de cuero.
Tanto el emisor como el receptor debían contar con una de las varas. El primero enrollaba la tira en ella y escribía el mensaje a lo largo de la vara, comenzando cada línea en uno de los extremos y terminándola en el otro. Cabe mencionar que la vara solía tener caras, es decir, no era un cilindro circular recto (la figura geométrica que se suele usar como referencia para la fabricación de caños, por ejemplo) sino octogonal; esto servía para facilitar la escritura, ya que brindaba al emisor varias superficies planas alrededor del instrumento.
Dado que las dos varas de una misma escítala debían ser idénticas, cuando el receptor enrollaba la tira para leer el mensaje podía visualizarlo a la perfección. Sobra decir que para proteger el contenido se recomendaba fabricar cada par de varas de diferentes dimensiones, de manera que no fuera fácil para un espía descodificarlo. Sin embargo, desde la actualidad este sistema no resulta muy fiable ni muy práctico en comparación con las posibilidades que nos brinda, por ejemplo, la informática.
Una de las técnicas usadas con mayor frecuencia en el ámbito de la criptografía se conoce con el nombre de transposición, ya que consiste en cambiar el orden de las letras y los signos del mensaje. La escítala es el ejemplo más básico de transposición; específicamente, es de tipo seriada continua o de matrices, ya que no se incluyen saltos en los caracteres. Cuando se aplica a una imagen, su equivalente es rotarla noventa grados hacia la derecha y después generar una versión espejada en su eje horizontal.
En otras palabras, la transposición exige poner todos los caracteres en una tabla, ordenados en filas, para después organizarlos en columnas. La división de la extensión del mensaje por el ancho de la fila de la escítala debe dar la cantidad de filas.
En las guerras mundiales la criptografía resultó muy importante y se emplearon diversas máquinas para el cifrado. Más cerca en el tiempo, fue conocido el logro del escritor, periodista y guerrillero argentino Rodolfo Walsh, quien interceptó comunicaciones entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y sus agentes en Centroamérica y pudo descifrarlas gracias a un libro de criptografía.
Actualmente existen varios tipos de criptografía. La criptografía simétrica, por ejemplo, apela a una misma clave para el cifrado y el descifrado. La criptografía asimétrica, en tanto, usa dos claves distintas que mantienen un vínculo matemático entre sí.
