Se llama diagnóstico al acto y la consecuencia de diagnosticar: determinar la naturaleza o el carácter de un trastorno o problema a partir de la observación y el análisis de sus signos o síntomas. Enfermería, por otra parte, es la profesión y la ocupación del individuo que se dedica al desarrollo de tareas sanitarias y a la atención de heridos y enfermos.
Un diagnóstico de enfermería, por lo tanto, es un juicio que desarrolla un enfermero o una enfermera sobre el estado de salud de una persona. Se trata de un dictamen realizado por el profesional según su experiencia y su formación.
Puede decirse que un diagnóstico de enfermería alude a un trastorno concreto o potencial que un enfermero tiene la capacidad y el derecho de tratar. Estos trastornos pueden ser prevenidos, reducidos o resueltos mediante el desarrollo de acciones propias de la enfermería.
Para que un problema de salud se constituya como un diagnóstico de enfermería, el inconveniente en cuestión debe repetirse en una cantidad significativa de pacientes, no tiene que relacionarse con una enfermedad específica y debe poder ser tratado por un enfermero.
El desarrollo de un diagnóstico de enfermería requiere, como primera etapa, de la recolección de datos. Luego se deben detectar señales que permitan establecer una hipótesis, la cual deberá ser validada. Una vez validada la hipótesis, se llega al diagnóstico. Esto permite arribar a un juicio clínico respecto a las experiencias de individuos o grupos ante procesos vitales o problemas de salud: el diagnóstico de enfermería brinda sustento a la elección de las intervenciones de los enfermeros con el objetivo de alcanzar un cierto resultado.
En este contexto es de gran importancia la Asociación Norteamericana de Diagnóstico de Enfermería (cuya sigla en inglés es NANDA, que viene de North American Nursing Diagnosis Association). Se trata de una sociedad científica que se dedica a estandarizar toda la información recabada mediante el trabajo de los enfermeros en el área de diagnóstico.
La NANDA se fundó en el año 1982 y desde sus inicios sus representantes se enfocaron en el desarrollo y la refinación de los criterios, la taxonomía y la nomenclatura de los diagnósticos de enfermería. Entre los años 2009 y 2011, el eje 7 de una de sus publicaciones, el cual se titula «Estado de Diagnóstico», presenta una lista de los tipos de diagnósticos reconocidos hasta el momento, que son los siguientes: reales, promoción de la salud, de riesgo y de salud.
Los diagnósticos de enfermería reales son los que sirven para describir las respuestas del ser humano a los estados de salud que experimenta. Si no se especifica algo diferente, entonces todo diagnóstico pertenece a este grupo. Uno de los ejemplos más comunes es «náuseas». Dentro del mismo podemos incluir cuatro categorías diagnósticas, que son: etiqueta, definición, características definitorias y factores relacionados.
La promoción de la salud es el comportamiento que motiva el deseo de generar un aumento y la actualización del potencial humano en el ámbito de la salud. La primera parte de cualquier etiqueta correspondiente a este tipo de diagnóstico de enfermería debe comenzar con las palabras «disposición para mejorar», e incluyen las primeras tres categorías diagnósticas del anterior.
Cuando la descripción del diagnóstico de enfermería se centra en la posibilidad de que se desarrolle un problema de salud, o bien en la vulnerabilidad del paciente frente al mismo, entonces hablamos de un diagnóstico de riesgo. Las categorías, en este caso, son: etiqueta, definición y factores de riesgo.
El último tipo de diagnóstico de enfermería es el de salud, que puede entenderse como el estado o la calidad de «estar sano». Sus categorías son: etiqueta, definición, características definitorias y factores relacionados.