La discriminación racial es la exclusión o preferencia de las personas por cuestiones vinculadas a su raza. Esta distinción implica que algunos individuos vean vulnerados sus derechos.
Puede asociarse la discriminación racial al racismo, que se basa en la creencia de la superioridad de una etnia sobre el resto. Muchas veces también aparece vinculada a la xenofobia: el rechazo a los extranjeros.
Qué es la discriminación racial
La discriminación racial consiste en brindar un trato diferente a una colectividad o a un sujeto por sus características biológicas o culturales. Si bien el concepto de raza ya no suele ser utilizado debido a que a lo largo de la historia se empleó para estigmatizar y generar jerarquías sociales, habitualmente se lo vincula al color de la piel y a otros rasgos visibles.
Dado que no existe una delimitación precisa de los grupos raciales, este tipo de discriminación se basa en una serie de estereotipos y prejuicios. El racista le atribuye determinadas características a los miembros de una comunidad por su aspecto, sus tradiciones o su cultura, marginando y persiguiendo a dichas personas por considerarlas inferiores o incluso dañinas. No se puede dejar de mencionar que todos los seres humanos, además de pertenecer a la misma especie, somos iguales en un 99,9% a nivel génetico.
Es importante indicar que la discriminación racial puede manifestarse de distintas formas. Se expresa a través de la violencia verbal o de otras agresiones simbólicas, pero también llegar a ataques físicos, asesinatos y, cuando es impulsada desde el Estado, hasta planes de exterminio.
De las microagresiones al genocidio
Es necesario comprender que la discriminación racial siempre es nociva y peligrosa. Más allá de los distintos alcances de la intolerancia, con mayor o menor gravedad, resulta imprescindible combatirla.
Por eso se deben condenar las microagresiones: aquellas conductas sutiles que difunden prejuicios hacia una comunidad. Estas prácticas en ocasiones se materializan a través de supuestos contenidos humorísticos o comentarios que parecen irrelevantes pero que tienen una carga simbólica.
La agresión también puede ser directa, con insultos o golpes. En dichos casos ya se trata de un delito. La situación se vuelve más compleja cuando hay racismo estructural y discriminación institucional: así, el odio es avalado socialmente o incluso desde el gobierno.
En los episodios más nefastos de la humanidad, la discriminación racial derivó en un genocidio: el exterminio planificado y sistemático de una población. Eso fue lo que ocurrió con el holocausto, cuando el nazismo masacró a judíos, gitanos y otros grupos.
Ejemplos de discriminación racial
Lamentablemente, a lo largo de la historia e incluso en el presente abundan los ejemplos de discriminación racial. Pese a los esfuerzos del movimiento por los derechos civiles por desterrar la desigualdad, las conductas racistas fueron y son frecuentes en gran parte del mundo.
Podemos encontrar ejemplos cotidianos de discriminación racial cuando se culpa a la inmigración de diversos problemas económicos o sociales. En ocasiones se esgrime que las personas de otras nacionalidades que acceden sin documentación a un país generan perjuicios en la economía, sin tener en cuenta que contribuyen a la riqueza local de distintas maneras (con su fuerza de trabajo o pagando impuestos en cada producto que compran, por mencionar dos factores).
La discriminación racial también aparece cuando no hay igualdad de oportunidades ya que ciertos colectivos tienen dificultades para acceder al empleo. Esta particularidad condena a los miembros del grupo a la pobreza.
Si nos centramos en el antisemitismo, es evidente que sigue pesando una estigmatización sobre el pueblo judío cuando se relaciona a sus integrantes con la codicia o la tacañería. De hecho, la Real Academia Española (RAE) reconoce una acepción discriminatoria del adjetivo judío, asociándola a la usura y la avaricia.
Analizando acontecimientos históricos, el régimen de segregación racial conocido como apartheid legalizó la discriminación de este tipo en Sudáfrica durante varias décadas. Los blancos, una minoría en dicho país, contaban con múltiples privilegios frente a los negros. Recién a comienzos de la década de 1990 fue desarticulado el sistema legal que avalaba esta discriminación.
La discriminación racial, por otra parte, es una problemática social con una larga historia en Estados Unidos. Grupos que defienden la supremacía blanca, como el Ku Klux Klan, perpetran ataques de distinta índole contra los afrodescendientes.
Si bien el Ku Klux Klan y otros movimientos afines son minoritarios, la violencia racial suele emerger con frecuencia. En 2014, tras el asesinato de los afroamericanos Eric Garner y Michael Brown por parte de efectivos policiales, surgió el movimiento Black Lives Matter que, con manifestaciones y protestas, llamó a terminar con la discriminación.
La importancia del activismo
El activismo ha sido clave en la lucha contra la discriminación racial y, como puede apreciarse con Black Lives Matter, lo sigue siendo. Millones de personas anónimas hicieron su aporte para cambiar la realidad, mientras que varios líderes de derechos civiles y personalidades quedaron en la historia por su impacto social al combatir la discriminación étnica, religiosa y racial.
Martin Luther King Jr, Rosa Parks y Malcolm X, entre otros, son reconocidos por enfrentar el racismo. Cada uno con sus métodos y acciones consiguió evidenciar y denunciar las injusticias raciales.