A la disciplina científica dedicada al análisis de los fenómenos eléctricos en las personas y en los animales se la denomina electrofisiología. El concepto se forma con el elemento compositivo electro- (que alude a lo eléctrico o a la electricidad) y el sustantivo fisiología (la especialidad centrada en las funciones de los seres vivos).
Una rama de la medicina
La electrofisiología, de este modo, estudia las propiedades eléctricas de las células. Suele considerarse como una rama de la medicina que se orienta a los procesos bioeléctricos.
Muchas veces al hablar de electrofisiología se alude específicamente a la electrofisiología cardíaca, un área de la cardiología (el estudio del corazón). Es importante mencionar que los latidos del corazón son estimulados a través de las señales eléctricas que se producen en el miocardio.
Los nódulos (células especializadas que se encuentran en la aurícula derecha) se encargan de emitir los impulsos eléctricos. Estos impulsos provocan que las aurículas se contraigan para que la sangre pase a los ventrículos, y luego generan la contracción de los ventrículos, con lo cual la sangre es expulsada al resto del cuerpo. La electrofisiología cardíaca, en este marco, investiga la intervención de la electricidad en todo el proceso.
Los expertos en electrofisiología cardíaca pueden diagnosticar y tratar los trastornos eléctricos del corazón, que suelen derivar en arritmias, bradicardias o taquicardias. Los llamados estudios electrofisiológicos permiten advertir cómo funciona el corazón a nivel eléctrico.
Técnica clásica
El desarrollo de un estudio electrofisiológico consiste en la introducción de catéteres que se dirigen al corazón para registrar, desde el interior del órgano, la actividad eléctrica.
Luego, se deben poner electrodos en diferentes partes del tejido para medir el flujo de iones. Con uno cuyo tamaño se mida en micrómetros es posible tratar una sola célula, para estudiar su actividad eléctrica en particular. Claro que esta invasión repercute en la reducción de su vida.
Electrofisiología óptica
Mientras que por medio de las técnicas llamadas clásicas de electrofisiología es posible observar la actividad eléctrica de un único punto de todo el tejido, es decir que reducen un fenómeno que se distribuye por una superficie a un espacio ínfimo, las técnicas ópticas permiten una monitorización más amplia y, por lo tanto, precisa. Es que los ingenieros y científicos que las diseñaron perseguían este objetivo en concreto.
Para ello fue necesario desarrollar moléculas que pudieran emitir luz de acuerdo con su entorno, es decir que fuera química o eléctrica. Esto se puede apreciar en otros conceptos de similar flexibilidad, como ser las proteínas fluorescentes y la tinción sensible al voltaje. Una vez que se introducen los compuestos en el tejido (paso que se consigue por medio de la expresión génica, la inyección o la perfusión), se puede observar y registrar la distribución de la actividad eléctrica, la cual se da en una o dos dimensiones.
La electrofisiología óptica permite varios tipos de lecturas diferentes, cada una enfocada en una parte del cuerpo, y muchas de ellas forman parte de los estudios clínicos más comunes. El electrocardiograma, la electroencefalografía, la electromiografía y el electrooculograma son cuatro de los más frecuentes.
Marcapasos
En ocasiones, el tratamiento indicado para una problemática eléctrica del corazón consiste en la instalación de un marcapasos: un dispositivo que puede generar impulsos eléctricos y así estimular o regular el ritmo cardíaco.
A lo largo de su historia, el marcapasos ha avanzado mucho y se ha vuelto muy fiable. Los experimentos en este campo comenzaron a finales del siglo XIX, y gracias a este invento se han salvado millones de vidas. Algunas de sus funciones específicas, además de las ya mencionadas, son la sincronización, la prevención de problemas de ritmo, el seguimiento de las alteraciones rítmicas y la mejora del bombeo del corazón.