En el francés es donde se encuentra el origen etimológico del término empacho. Exactamente deriva de la palabra “empecher”, que puede traducirse como “impedir”.
El uso más habitual del término empacho se vincula a una indigestión producida por alimentos. Cuando una persona está empachada, experimenta síntomas como dolor de cabeza y de estómago, diarrea, vómitos y náuseas.
Comer alimentos con mucha grasa, comer mientras que se fuma e incluso tomar alimentos mientras que se está andando son otras circunstancias que puedan dar lugar a una indigestión o empacho.
Asimismo, hay que tener en cuenta que, además de los síntomas ya indicados, hay otras señales que pueden indicar que una persona está sufriendo el mencionado empacho. Nos estamos refiriendo a diarrea, a flatulencias, a una sensación notable de malestar general, a contar con la lengua seca y de color blanco, a tener cansancio e incluso a sudar mucho más de lo habitual.
El empacho se relaciona a la dispepsia: un trastorno que se caracteriza por fallas y dificultades en la digestión. Cabe recordar que digerir es el proceso de transformación de la comida que se lleva a cabo en el aparato digestivo para la asimilación de los nutrientes.
Por lo general el empacho se produce cuando un individuo come en abundancia. El organismo, en este marco, no logra asimilar correctamente la comida y así surge el malestar. De todas maneras, pueden existir otros motivos que deriven en un empacho, como la ingesta de ciertos alimentos específicos que caen mal, comer demasiado rápido o incluso el estrés.
La cura del empacho suele ser motivo de polémica. Una indigestión, por lo general, se cura por sí sola en uno o dos días, siempre que la persona mantenga una dieta equilibrada y liviana. Un médico también puede suministrar un antiácido para aliviar algunos síntomas. Sin embargo, en la cultura popular se cree que el empacho puede ser curado con rituales de características mágicas (ya que no tienen ningún sustento científico ni natural).
Entre las medidas que se pueden tomar para evitar sufrir un empacho podemos destacar las siguientes:
-No irse a la cama nada más cenar.
-Comenzar la comida con una ensalada o con una sopa.
-Masticar correctamente y despacio.
-Evitar los alimentos con muchas grasas como los fritos o la llamada “comida basura”.
-Tomar una infusión digestiva como postre.
Entre los remedios caseros o tradicionales que existen para hacerle frente a un empacho están el dejar pasar unas horas sin comer nada y luego, discurrido ese tiempo, únicamente beber agua o agua con limón. Asimismo, es recomendable guardar reposo, tomar manzanilla que ayuda a asentar lo que es el estómago y, cuando se comience a comer, tomar alimentos muy suaves y que no dificulten la digestión.
Las acciones de los curanderos que tratan el empacho varían según el país. En Argentina, por ejemplo, se suele “tirar el cuerito” (realizar pellizcos en la zona lumbar y sacra) o apelar a mediciones con una cinta y rezos.
La idea de empacho, por otra parte, también puede aludir a una dificultad, una turbación o cansancio: “El dueño de la empresa no tuvo empacho al despedir a veinte personas”, “Tengo un empacho de series: estuve todo el fin de semana viendo Netflix”.