El término encargado puede emplearse como adjetivo o como sustantivo. En el primer caso, se utiliza para calificar a aquel que recibe un encargo (una orden, una misión o un pedido).
Por ejemplo: “Marcos es el encargado de traer las bebidas para la cena de esta noche”, “Si hay un penal para el seleccionado uruguayo, el encargado de patearlo será Luis Suárez”, “Yo no soy el encargado de las inscripciones, por ese asunto debería hablar con el empleado que atiende en aquel escritorio”.
Como puede apreciarse en los tres ejemplos anteriores, es posible hacer un encargo formal (como puede ser una orden que da un empleador a sus subordinados, tanto de forma temporal como a tiempo indefinido) o uno informal (como ocurre cuando una persona le pide a uno de sus amigos que lleve bebidas a su fiesta). Entre ambos extremos, sobra decirlo, existe una amplia gama de matices que responden al contexto.
Encargado, por otra parte, puede usarse como sustantivo para nombrar al individuo que tiene a su cargo un local comercial, un restaurante, una vivienda u otro tipo de establecimiento o recinto: “Disculpe, ¿quién es el encargado del negocio? Quiero hacer un reclamo”, “Conseguí trabajo como encargado de un bar en el centro”, “El encargado del hotel es un hombre muy simpático”.
Nótese que también es posible usar el adjetivo incluso para hablar de una persona con un puesto laboral como los mencionados en el párrafo anterior. Por ejemplo: en lugar de preguntar por «el encargado del negocio» podríamos decir «el encargado de las reclamaciones», y en este caso estamos usando la forma adjetiva de la palabra, aunque sea idéntica en aspecto a la sustantiva.
No es fácil distinguir ambos usos a simple vista, especialmente dadas las omisiones propias del habla cotidiana, pero podemos usar un pequeño truco que nos sacará de apuros a la hora de analizar sintácticamente una oración que contenga este término: si podemos colocar «persona» o «individuo», según el género, antes de «encargada» o «encargado», respectivamente, entonces nos encontramos en presencia de un adjetivo. Por ejemplo: no podríamos decir «¿Dónde está el individuo encargado?», ya que en este caso encargado es un sustantivo; pero sí es correcto preguntar por «el individuo encargado de la limpieza».
Aquí se nos presenta un desafío un tanto particular, porque no siempre es tan evidente si la construcción es un adjetivo o un sustantivo. Si volvemos al ejemplo del «encargado del negocio», puede despertarse una confusión a causa de que al término encargado le siga la contracción de la preposición de y el artículo el, muy similar a la frase «el encargado de las reclamaciones».
¿Cómo hacer para distinguirlas y saber si nos encontramos ante un adjetivo o un sustantivo? Un consejo que puede servirnos en la mayoría de los casos es fijarnos si a la preposición y el artículo le sigue un sustantivo concreto, como ser «tienda», o uno que haga referencia a una acción, como ocurre con «medición»: en el primer caso, es probable que encargado funcione como sustantivo, mientras que en el segundo, como adjetivo.
El encargado de un edificio es un trabajador que desarrolla diversas actividades imprescindibles para el normal funcionamiento de este tipo de viviendas multifamiliares. El encargado, también llamado portero (ya que entre sus actividades se encuentran abrir la puerta a los vecinos e impedir el paso de personas extrañas al edificio), se ocupa de sacar la basura, limpiar los espacios comunes y realizar tareas generales de mantenimiento.
En el ámbito diplomático, el encargado de negocios es un agente cuya categoría es inferior al ministro residente (jefe de misión o embajador), a quien reemplaza en caso de ausencia. El encargado de proyecto, por último, es el empleado que, en una empresa, cuenta con la responsabilidad de planificar y ejecutar un plan.