El vocablo latino scamnum llegó al castellano como escaño. La primera acepción del término mencionada por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia a un banco que tiene respaldo y en el cual se pueden sentar, al menos, tres individuos.
El escaño es un tipo de mueble que se asemeja a una silla alargada. La noción también se emplea para nombrar al asiento destinado a los parlamentarios en las distintas cámaras legislativas.
Por extensión a este último significado, surgió el uso más habitual del concepto en la actualidad: se llama escaño al puesto que, al ser elegido, ocupa un legislador en una cámara representativa. Por ejemplo: “El diputado cordobés renunció por problemas de salud y su escaño será ocupado por un joven santafesino”, “Me ofrecieron pelear por un escaño en el Senado, pero prefiero seguir trabajando en la Secretaría de Turismo”, “La Constitución Nacional impide al dirigente del Partido Conservador presentarse en las próximas elecciones para renovar su escaño”.
La cantidad de escaños en una cámara depende del país y del organismo. En la Cámara de Representantes de Estados Unidos (la cámara baja del Congreso), por citar un caso, hay 435 escaños. La representación de cada estado en esta cámara es proporcional a su cantidad de habitantes, teniendo todos los estados un mínimo de un representante.
El Senado de Estados Unidos (la cámara alta), por su parte, tiene 100 escaños. En este caso, todos los estados cuentan con dos representantes. Los senadores permanecen seis años en el escaño y tienen la posibilidad de ser reelegidos.
El 21 de julio del año 2010, se fundó en Badalona, Barcelona, un partido político llamado Escaños en Blanco, cuyo objetivo es luchar para que los votos en blanco sean reconocidos y se conviertan en escaños vacíos. Para aquellos ciudadanos que no estén conformes con las propuestas de gobierno de los diferentes partidos, Escaños en Blanco les brinda representación.
En su programa, este partido promete a quienes les otorguen su voto no tomar posesión del cargo ni ocupar ningún escaño que les correspondiese. Del mismo modo, rechazan el dinero a modo de remuneración, tanto para el partido como para cada integrante, que deberían recibir como resultado de las votaciones.
En su manifiesto, que se puede consultar en su sitio web, Escaños en Blanco expresa sus tres objetivos principales:
* visibilizar sin margen de error el descontento que una gran porción del pueblo siente con respecto a la clase política que la gobierna, por medio de la cual no se siente representada;
* conseguir que la sociedad en general y los medios de comunicación sean conscientes de dicha insatisfacción, a través de un plan innovador, original y, lo más importante, democrático, para contribuir a un debate público que se centre en el descenso del sistema de representación del pueblo español;
* ejercer un mayor grado de presión sobre los demás partidos políticos para que trabajen con esmero en el desarrollo de su actividad basándose en el respeto y la ética, a través de de iniciativas legislativas y de gobierno que fomenten la libre participación de la gente, independientemente de los comicios que tienen lugar cada cuatro años.
El partido Escaños en Blanco ha declarado que será disuelto cuando surja una reforma de la ley electoral que tome en cuenta una nueva clase de voto que permita no optar por ninguno de los partidos disponibles y que dé lugar a escaños vacíos. Hasta el momento, un voto en blanco no tiene ninguna utilidad práctica para el ciudadano una vez realizado el recuento: siempre habrá otros que escojan alguna de las alternativas, y por lo tanto continuará el descontento una vez que se elija el nuevo partido.