El esmero es la dedicación y el cuidado que una persona pone para llevar a cabo una acción de manera exitosa. Cuando alguien actúa con esmero, lo hace buscando la perfección, minimizando la posibilidad de cometer errores.
Por ejemplo: “Nunca asistí a clases de cocina, pero siempre preparo mis recetas con esmero para que la comida me salga rica”, “Con esmero y algo de maña, logré reparar la persiana del dormitorio: me llevó varias horas, pero quedó bien”, “En nuestro hotel atendemos a los huéspedes con mucho esmero y dedicación para que tengan una estadía placentera”.
Por lo general el esmero se asocia al esfuerzo. Si un individuo realiza algo con esmero, pone todo de sí para cumplir con su objetivo. En cambio, quien lo hace sin esmero, guarda energía, no se sacrifica ni muestra vigor.
Supongamos que una mujer le pide a su hijo adolescente que ordene su habitación. Si el joven dedica tres horas a limpiar el cuarto y a organizar sus objetos personales, puede decirse que cumplió con la indicación de su madre con esmero. Por el contrario, si se limita a cambiar de lugar unas pocas cosas y diez minutos después afirma que ya terminó la tarea, nadie indicaría que trabajó con esmero.
Además el esmero puede vincularse a la concentración. Un periodista que escribe un artículo con esmero se toma tiempo para pensar cada una de las palabras y luego relee el texto para ver si cometió algún error. Quien escribe sin esmero, a diferencia de lo mencionado anteriormente, lo hace apurado y sin releer.
En otras palabras, podemos decir que el esmero conduce a la perfección, aunque ésta sea imposible de alcanzar. Esta forma dedicada y comprometida de realizar las tareas y de cumplir con las obligaciones puede marcar la diferencia entre los pocos que alcanzan sus objetivos y los muchos que se quedan en el camino, mirando hacia arriba.
El esmero no es precisamente algo con lo que nazca el ser humano, como ser un talento natural. Por el contrario, es una actitud a la hora de realizar un trabajo, es una manera de encarar las actividades que todos podemos aprender. Claro que la crianza influye mucho en este caso: los niños que no reciben una educación enfocada en la responsabilidad y el respeto no comprenden a tiempo la importancia del esmero.
Los primeros años de vida son cruciales en nuestro desarrollo intelectual y emocional, y aquí entran los aspectos más importantes de nuestra existencia: es en esta etapa que se definen los rasgos de nuestra personalidad, aunque haya una carga genética con la cual se fusionen nuestras experiencias, razón por la cual dos personas criadas en la misma casa pueden ser muy diferentes. Cuestiones como el respeto hacia los demás y el sentido de responsabilidad deben formar parte de la educación básica de cualquier persona.
Dicho todo esto, podemos preguntarnos qué lleva a una persona a realizar una tarea sin esmero, siendo que así se asegura de no recibir comentarios positivos ni premios por sus acciones. Puede parecer arbitrario e incluso más difícil trabajar sin dedicación, pero para algunos es la única manera que conocen de actuar, y una de las razones puede ser la necesidad de llamar la atención, a modo de «grito de ayuda».
Esas personas que atienden de mala manera a sus clientes en las tiendas, que tardan demasiado tiempo en completar sus obligaciones al punto de llegar siempre a último momento, o las que parecen incapaces de levantarse temprano son claros ejemplos de una vida sin esmero, y es probable que muchos de ellos repriman la necesidad de hacer las cosas bien.
