Especies en peligro son aquellas poblaciones de seres vivos que, a nivel regional o global, corren riesgo de extinción. Las causas de esta problemática que en los últimos años se ha acentuado y acelerado son varias, pero el cambio climático es uno de los mayores responsables del desequilibrio ambiental que pone en juego la adaptación y supervivencia de plantas y animales a corto, mediano y largo plazo.
El accionar humano, tal como se desprende de informes y estadísticas, también tiene un impacto negativo sobre la naturaleza. Al mismo tiempo, sin embargo, hay mucha gente esforzándose para llevar a cabo campañas de concienciación centradas en la importancia de respetar a todos los organismos y tener hábitos tan saludables como sostenibles. Tampoco se puede dejar de reconocer la labor incansable de numerosos rescatistas y expertos que, desde organismos estatales o entidades sin fines de lucro, se dedican a resguardar, rehabilitar y reinsertar ejemplares en sus correspondientes hábitats naturales, intervienen en programas de conservación de la biodiversidad, etc.
Para poder dimensionar en profundidad la catástrofe universal que significa que existan múltiples especies en peligro de extinción y que otros seres lamentablemente ya hayan desaparecido del planeta es fundamental informarse y acceder a una educación ambiental integral. De igual modo, es vital aprender qué se puede hacer a nivel individual y qué se requiere a escala colectiva para que la Tierra pueda ser un lugar en el cual haya espacio, consideración y bienestar para integrantes de cada ecosistema.
Cuáles son las especies en peligro
Desde hace décadas se monitorea la situación de miles de poblaciones con el fin de poder establecer, por ejemplo, cuáles son las especies en peligro, las razones de dicha circunstancia y qué se puede hacer para revertir o frenar el escenario de vulnerabilidad.
Año tras año se van actualizando los listados que dan cuenta de los organismos que están en riesgo.
Últimamente, de acuerdo a información divulgada por quienes conforman la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), se incluyeron en el registro de especies amenazadas a, al menos, catorce mil especies presentes en América Latina.
Al ir reduciéndose las poblaciones crece la alarma y entonces se modifica el estatus con el objetivo de indicar si el peligro es crítico o ya hay indicios de extinción, por mencionar una posibilidad. Claro que también se buscan mejoras en las clasificaciones porque ello significa que, gracias a planes efectivos de conservación, hay noticias alentadoras en materia de reproducción y supervivencia para cierta especie.
El Proyecto Tití, por ejemplo, nació para evitar que desaparezca el mono tití cabeciblanco típico de áreas boscosas del norte colombiano, así como hay estrategias e inversiones de dinero que apuntan a salvar de la extinción a las vaquitas marinas, actualmente en un nivel crítico por la escasez de ejemplares detectados.
Es preocupante, además, el futuro de los pingüinos de Galápagos, del delfín rosado y de la nutria gigante, por sumar precisiones. Al investigar más a fondo esta realidad se advierte que hay un montón de especies más que podrían declararse extintas en un tiempo no muy lejano ya sea como consecuencia del impacto humano o factores naturales. Esto ocurre con lémures, manatíes, guacamayos, yaguaretés, osos polares, huemules y tortugas carey, entre otros animales.
Causas
Son muchas las causas que ponen en riesgo la supervivencia, la seguridad y el bienestar de cientos de especies.
La contaminación es uno de los mayores desencadenantes. La contaminación marina, específicamente, daña a caballitos de mar, tiburones, delfines, ballenas, peces y tortugas marinas, por indicar algunos ejemplos. También la sobrepesca influye negativamente en las poblaciones acuáticas.
El tráfico de especies, la deforestación, la caza furtiva, las especies exóticas invasoras y la destrucción o degradación de los hábitats silvestres, junto a los efectos del ya citado cambio climático, son otros disparadores de desequilibrios en el medio ambiente que terminan atentando contra la vida de un montón de plantas y animales.
Clasificación de especies en peligro
La clasificación de especies en peligro contempla varios parámetros y se organiza en función de criterios y categorías que resumen, a grandes rasgos, la situación de cada población.
Las listas rojas (de alcance regional, nacional o internacional) son inventarios que sirven para informar qué tipo de vegetación o integrante de la fauna está en riesgo o en condición vulnerable de acuerdo a su estado de conservación.
Se apela, en estos marcos, a referencias como las de «preocupación menor», «casi amenazado», «en peligro crítico» o de «extinto en estado silvestre», por ejemplo.
Estrategias de conservación
Las estrategias de conservación de especies son imprescindibles a pequeña y a gran escala para fomentar el crecimiento de poblaciones, en especial de aquellas que están en una situación crítica.
Para ello se tienen en cuenta la conservación in situ (en parques nacionales y reservas naturales), la conservación ex situ (como los bancos de germoplasma y los centros de flora y fauna), los programas de reproducción en cautividad y las iniciativas de restauración ecológica.