El verbo estremecer alude a hacer que algo tiemble. Temblar, en tanto, refiere a agitarse, moviéndose con sacudones que pueden estar provocados por distintas causas.
Retomando la idea de estremecer, puede tratarse de un efecto físico generado por un estruendo o un impacto. Por ejemplo: “El inicio del concierto hizo estremecer los vidrios de mi casa”, “El terremoto volvió a estremecer la estructura de los edificios de la ciudad, aunque esta vez no se registraron daños de importancia”, “Según la organización ecologista, los ensayos nucleares van a estremecer las islas de la zona con un resultado imprevisible”.
El uso más frecuente de estremecer, de todos modos, se vincula a un sobresalto o una excitación del ánimo. El estremecimiento puede ser la consecuencia de un susto o de otra emoción que aparece de forma repentina o intensa.
Es importante tener en cuenta que la acción de estremecer, en estos casos, suele ser simbólica. Esto quiere decir que no siempre incluye un temblor que se registra en el cuerpo: “La cantante logró estremecer al público al interpretar una emotiva versión de su tema más popular”, “El anuncio del club mexicano consiguió estremecer las redes sociales y pronto se convirtió en tendencia”, “El cineasta, esta vez, no pudo estremecer a los críticos, quienes coincidieron en calificar negativamente su nueva propuesta”.
Supongamos que un hombre está descansando en una playa cuando, de pronto, nota que tiene una iguana sobre el hombro. Esta presencia inesperada hace que se estremezca, experimentando temor y una cierta repulsión que le genera el contacto con el animal.
Antes de continuar, debemos hacer una aclaración con respecto a la conjugación de este verbo. En las primeras acepciones que hemos mencionado en esta definición, su función es la de un verbo transitivo: esto quiere decir que requiere de un objeto directo para que se complete su significado. En la mayoría de los ejemplos anteriores podemos encontrar esta característica: estremecer «los vidrios«, «las islas«, «las redes sociales«.
Para comprobar que se trata de un objeto directo, no hace falta más que reemplazarlo por la, lo, las o los, según corresponda a su género y número, y ver si mantiene el sentido: «estremecerlos« (los vidrios) y «estremecerlas« (las islas y las redes sociales). Como podemos apreciar, si bien se pierde el detalle de «qué se ha estremecido», ofreciéndole al interlocutor el contexto adecuado es correcto reescribir las oraciones anteriores de esta manera.
Sin embargo, en el ejemplo del hombre al que lo sorprende la iguana, no usamos el verbo con su función transitiva sino pronominal. Los verbos pronominales son aquellos que requieren un pronombre personal átono para su conjugación, más precisamente de los que pertenecen a la serie reflexiva: me, te, nos, os y se. Éste debe concordar en género, número y persona con el sujeto de la oración y, valga la aclaración, no tiene una función sintáctica.
Volviendo entonces al verbo estremecer, en este caso notamos que el hombre «se estremece», y por lo tanto el significado puede adoptar una de las dos acepciones siguientes: «temblar súbitamente y agitada»; «sentir un sobresalto o una sacudida nerviosa de manera repentina». Teniendo esto en cuenta, podríamos decir que son igualmente válidos las siguientes dos afirmaciones: «la iguana estremeció al hombre», «el hombre se estremeció ante la presencia de la iguana».
Si bien hasta el momento hemos mencionado algunos de los sinónimos del verbo estremecer, veamos a continuación una lista concisa: agitar, sacudir, temblar, vibrar, tiritar, palpitar, tener escalofríos, turbarse, asustarse, emocionarse, alterarse, conmoverse, horrorizarse, sobresaltarse, aterrarse, espantarse y alarmarse. Nótese que muchos de ellos son verbos pronominales, lo cual nos indica que se corresponden con «estremecerse».