A nivel etimológico podemos establecer que el término fibromialgia se trata de un neologismo formado por la suma de varios componentes léxicos pertenecientes a distintas lenguas:
-El sustantivo latino “fibra”, que puede traducirse como “fibra”.
-El sustantivo griego “myos”, que es sinónimo de “músculo”.
-El componente griego “-algia”, que deriva del nombre “algos”, que es equivalente a “dolor”.
Se denomina fibromialgia a una enfermedad, cuya causa se desconoce, que se caracteriza por los dolores intensos que se sufren en los músculos. El paciente suele padecer las dolencias en el cuello, la espalda, las piernas y los brazos, sobre todo en determinados puntos que, al ser presionados, provocan el malestar.
La fibromialgia suele incluir el adormecimiento de los pies y de las manos, rigidez muscular y cefalea. Además puede provocar problemas para conciliar el sueño y trastornos de memoria.
Entre las causas de la fibromialgia se pueden encontrar desde infecciones hasta la propia genética pasando por un traumatismo, ya sea de tipo emocional o físico.
De la misma manera, se establece que hay una serie de factores que aumentan el riesgo de que una persona pueda sufrir esta enfermedad. Nos estamos refiriendo al sexo, porque es más habitual en mujeres, y a tener antecedentes familiares con la misma patología.
Aunque cualquier persona puede padecer fibromialgia, las mujeres de mediana edad y quienes tienen artritis reumatoide suelen ser más propensos a este trastorno. El diagnóstico se realiza a partir de la historia clínica y de un examen físico pormenorizado, ya que las pruebas de laboratorio y las radiografías arrojan resultados normales.
Por el momento no se ha encontrado ninguna cura a la fibromialgia, aunque sí existen tratamientos para minimizar sus efectos. En cuanto a su posible origen, se estima que podría deberse a un funcionamiento anómalo del sistema nervioso central que amplifica las señales de dolor.
Por lo general, al paciente con fibromialgia se le indica una dieta saludable y se le recomienda dedicar al descanso la cantidad de horas necesarias. Por otra parte, la actividad física puede resultar beneficiosa.
Además de una correcta alimentación y de la práctica del deporte, el tratamiento de la fibromialgia se puede sustentar en el consumo de fármacos, tales como analgésicos.
Además de todo lo expuesto, hay que establecer que existen varios tipos de fibromialgia:
-El tipo I, que es el que afecta a personas que no tienen ninguna otra enfermedad que la acompañe.
-El tipo II, que es el que sufren pacientes que padecen también enfermedades de clase autoinmunitaria o reumáticas.
-El tipo III, que es el que afecta a personas que tienen que hacerle frente a una considerable alteración de lo que es su esfera psicopatológica.
-El tipo IV, que es el de los pacientes llamados simuladores.
Más allá de que la Real Academia Española (RAE) define a la fibromialgia como una enfermedad, muchos especialistas la consideran un conjunto de síntomas que incluyen fatiga, dolores crónicos y alteraciones del estado anímico. Es importante destacar que no provoca daños articulares ni musculares y que no pone en peligro la vida del sujeto.