El vocablo latino frequentia llegó al castellano como frecuencia. Así se denomina a la reiteración periódica de un hecho o de una acción. El concepto también puede aludir a la cantidad de veces que algo se repite en un cierto periodo temporal.
Lo respiratorio, por otra parte, es aquello vinculado a la respiración: el acto y el resultado de respirar. Este verbo (respirar), en tanto, hace referencia a lo que hace un ser vivo cuando inhala aire y, luego de modificarlo en el interior de su organismo, lo expele.
A partir de estas ideas, podemos definir qué es la frecuencia respiratoria. La noción menciona la cantidad de respiraciones (el proceso de inspirar y espirar) que una persona o un animal realizan en un determinado periodo.
Medición de la frecuencia respiratoria
La frecuencia respiratoria suele medirse en respiraciones por minuto. El dato refleja, de este modo, qué número de veces un individuo toma aire y lo expulsa a lo largo de sesenta segundos.
En el caso de un adulto, se considera que la frecuencia respiratoria normal es de entre 12 y 20 respiraciones por minuto. Si la frecuencia respiratoria aumenta y se registran más respiraciones por minuto, se produce la taquipnea. En cambio, cuando la frecuencia respiratoria decae y disminuyen las respiraciones por minuto, el fenómeno recibe el nombre de bradipnea.
Valores normales
El rango de valores que se indica en el párrafo anterior es tan sólo uno de varios que los profesionales de la salud recopilaron para tomar como referencia a la hora de medir la frecuencia respiratoria de un paciente. Veamos a continuación algunos de los otros valores considerados normales, siempre expresados en cantidad de respiraciones por minuto:
* recién nacidos: de 28 a 45;
* niños: de 20 a 40;
* pre adolescentes: de 20 a 30;
* adolescentes: de 16 a 25;
* adultos en pleno ejercicio moderado: de 35 a 45;
* atletas durante una actividad intensa: de 50 a 60.
Es importante tener en cuenta que la frecuencia respiratoria cambia con la edad y según la persona se encuentre en reposo o en medio de una actividad física. La medición de la frecuencia respiratoria normal se realiza con el sujeto sentado y descansado.
La frecuencia respiratoria y los signos vitales
La frecuencia respiratoria es un concepto que se enmarca en el conjunto de los signos vitales, las mediciones de aquellas funciones de nuestro organismo que se consideran fundamentales para su correcto desarrollo. Además de éste, los profesionales de la salud monitorizan como parte de su rutina los siguientes tres signos vitales: la temperatura corporal, el pulso y la presión arterial (este último no se considera estrictamente un signo vital, pero suele formar parte de estos controles).
El objetivo de medir los signos vitales varía según el caso, pero por lo general se centra en la monitorización o la detección de algún problema de salud. Dependiendo de la experiencia de quien lo realiza y del grado de urgencia, esta tarea se puede llevar a cabo tanto en el hogar como en un consultorio médico.
Otras consideraciones
La frecuencia respiratoria también se conoce con el nombre de ritmo respiratorio y a veces aumenta en presencia de ciertas afecciones médicas, como ser enfermedades o fiebre. Por otro lado, es esencial tomar en cuenta el historial médico de la persona antes de medir sus respiraciones, ya que si tiene dificultades crónicas para respirar el resultado nunca podrá alcanzar los valores normales, aunque no esté atravesando una etapa especialmente negativa.
Además de los métodos tradicionales de medición, que pueden consistir en la observación del movimiento del pecho con cada respiración, contando el número de veces por minuto que cae al exhalar, existe un sensor acústico que permite hacer un seguimiento de la frecuencia respiratoria en todo momento. Se trata de un dispositivo que se adhiere con facilidad al cuello de la persona y cuenta con una gran flexibilidad para no resultar invasivo o molesto.